¿Cómo se diagnostica la Esclerosis Múltiple?
Actualmente, la principal forma de diagnosticar la Esclerosis Múltiple es mediante Resonancia Magnética. Esta técnica ha desplazado a la Tomografía Axial Computerizada (TAC o Scanner) ya que permite visualizar mejor las lesiones nerviosas.
Para comprobar la funcionalidad de la conducción nerviosa se utilizan Pruebas de Potenciales Evocados. Mediante pequeños electrodos que se colocan en la cabeza, se miden las reacciones a diferentes tipos de estimulación, como luces intermitentes, patrones de movimiento, y chasquidos. Si se produce un retraso en su tiempo de reacción, es posible que haya cicatrices a lo largo de las vías nerviosas, cuya posible causa sea la Esclerosis Múltiple.
Otra técnica utilizada es la punción lumbar, que consiste en pinchar entre dos vertebras para extraer una muestra del líquido que circula por el interior y recubriendo cerebro y médula espinal. En el líquido cefaloraquideo se buscan marcadores que puedan apoyar el diagnóstico.
No obstante, como hay otras enfermedades que pueden provocar síntomas similares y no hay pruebas de laboratorio o tests específicos, se tienen que establecer una serie de criterios para poder alcanzar el diagnóstico. Generalmente se aceptan estos dos:
- Dos brotes de síntomas de Esclerosis Múltiple que duren al menos 24 horas y al menos con un mes de separación.
- Más de un área de desmielinización (daño o pérdida de la mielina que envuelve los nervios).
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