Una dieta rica en vegetales y pobre en grasas saturadas y alimentos procesados puede ser una gran aliada para luchar contra la fatiga y mejorar la calidad de vida en la Esclerosis Múltiple

5 agosto, 2021 in-pacient.es

Resultados de un estudio que compara el efecto de dos tipos de dieta sobre la fatiga y función física en personas con Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente añaden nuevas evidencias al impacto de la dieta sobre distintos aspectos de la enfermedad.
El objetivo del estudio fue el de analizar los efectos de las dietas Swank (baja en grasas saturadas) y de eliminación de Wahls (paleolítica modificada) sobre las medidas de fatiga y otras pruebas de salud física y mental en personas con esclerosis múltiple remitente que experimentaban fatiga continua.
Los investigadores de la Universidad de Iowa contaron, para la realización del ensayo clínico controlado de 36 semanas, con la financiación de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple norteamericana (National MS Society). Los investigadores reclutaron a 87 personas con EM Remitente-Recurrente que experimentaban fatiga. Los participantes siguieron su dieta habitual durante 12 semanas («período de rodaje») y luego fueron asignados aleatoriamente a seguir una dieta baja en grasas saturadas (Swank) o una dieta paleolítica modificada (Wahls). El resultado primario medido fue el impacto de ambas dietas en la Escala de Gravedad de la Fatiga, una medida clínica de fatiga autodeclarada. También se midieron otras escalas de fatiga, calidad de vida y función física.
De los participantes, 77 personas completaron 12 semanas y 72, 24 semanas de seguimiento respectivamente. En general, los participantes siguieron bien ambas dietas. La fatiga se redujo significativamente en comparación con el periodo de rodaje en ambos grupos a las 12 semanas, y estas mejoras se mantuvieron a las 24 semanas. La calidad de vida también mejoró en ambos grupos; el grupo de Wahls mejoró tanto en la escala mental como en la física, y el grupo de Swank mejoró más en la escala física que en la mental. La resistencia a la marcha no mejoró significativamente en ninguno de los dos grupos en la semana 12.
Los participantes en el estudio continuaron con su medicación habitual durante el mismo, y mantuvieron sus actividades físicas habituales, a menos que su profesional sanitario les recomendara cambios.
Ambos grupos mostraron reducciones significativas de la fatiga y mejoras en la calidad de vida, lo que indica los beneficios de una alimentación saludable para la EM.
Dadas las mejoras significativas y consistentes observadas en los dos grupos en este estudio, puede ser más importante considerar en qué se parecen estas dos dietas más que en qué se diferencian. Ambas dietas incluyen recomendaciones de alto consumo de frutas, verduras y grasas insaturadas y de consumo limitado de alimentos altamente procesados. Estas recomendaciones son coherentes con los índices de calidad de la dieta que se asocian a una menor carga de síntomas en los estudios observacionales que otros investigadores ya habían llevado a cabo previamente.
A pesar de que es necesario continuar investigando para determinar cómo afecta la dieta a los síntomas de la EM, este tipo de estudios son cada vez más frecuentes y permitirán aplicar los beneficios de los enfoques dietéticos en la EM.