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Cada vez más se reconoce que el ejercicio y la actividad física es un elemento importante en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Durante los últimos años se ha acumulado evidencia científica sobre los beneficios del ejercicio para las personas con esta enfermedad. Ser físicamente activo se asocia con mejora de la función física y social y en la calidad de vida. La evidencia también nos muestra que la participación en un plan de ejercicio regular debe iniciarse tan pronto como se tenga el diagnóstico de Parkinson, cuando los síntomas motores son leves y la eficacia de esta intervención es mayor, en lugar de más adelante cuando el ejercicio se recomienda en forma de rehabilitación.
Sin embargo, la evidencia científica nos muestra que las personas con Parkinson son menos activas que la población general de su misma edad. Una encuesta realizada en Reino Unido en el 2022 nos mostró que casi la mitad de los pacientes recién diagnosticados de Parkinson no recibieron suficiente información sobre su enfermedad y más de un cuarto no recibieron información sobre mantenerse activo.
Por lo tanto, promover la realización de ejercicio de forma regular desde el momento del diagnóstico es esencial para mejorar la gestión de los síntomas y el bienestar general de las personas con Parkinson y para esto es fundamental el papel de los profesionales sanitarios desde el momento del diagnóstico.
Los profesionales sanitarios desempeñan un papel fundamental en la promoción de una variedad de comportamientos saludables y tienen el poder de realizar un impacto positivo en el comportamiento de los pacientes. Sin embargo, estas iniciativas tienden a verse limitadas por tiempo y recursos en las consultas. Por lo tanto, y debido a esto, se ha reconocido que un enfoque multidisciplinario, con la participación de varios profesionales sanitarios, es el estándar de oro para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
Un nuevo estudio explora las perspectivas de los profesionales de salud sobre la actividad física y la promoción del ejercicio en personas con Parkinson.
Según este nuevo estudio, a pesar que los profesionales sanitarios comunican que promueven la actividad física en el momento del diagnóstico, no se abordan temas importantes como son el acceso a grupos de apoyo y/o las barreras para realizar ejercicio de forma regular.
Las derivaciones a servicios de fisioterapia tienden a ocurrir cuando la función física del paciente disminuye y no en el momento del diagnóstico.
En conclusión los profesionales sanitarios reconocen la importancia de promover la actividad física y el ejercicio desde el momento del diagnóstico de Parkinson. Sin embargo, y a pesar de que la evidencia respalda la realización de ejercicio desde el diagnóstico para reducir complicaciones del Parkinson, existen barreras contra las que tenemos que luchar todavía a día de hoy. Un asesoramiento genérico y no específico sobre el ejercicio es una de las barreras identificadas. La participación temprana de profesionales sanitarios como fisioterapeutas, rehabilitadores, enfermeras, y otros, es decir un abordaje multidisciplinar del Parkinson, puede servir para avanzar en este tema.
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ENFERMEDAD DE PARKINSON
