Una revisión publicada recientemente demuestra que el tratamiento farmacológico utilizado para la Artritis Reumatoide no mejora por sí solo los trastornos psicológicos de estos pacientes por lo que es necesario complementarlo con una atención psicológica integrada de forma rutinaria en la práctica clínica.
Se sabe que los trastornos en la salud mental son muy frecuentes en los pacientes con Artritis Reumatoide. Aproximadamente el 17% de los pacientes presentan un trastorno depresivo y sobre el 25% de los pacientes ambulatorios tiene trastornos de ansiedad. Por otro lado, sabemos que una salud mental deficiente es perjudicial para la Artritis Reumatoide: peor actividad de la enfermedad y función física, mayor grado de dolor y fatiga, incapacidad laboral, etc.
El tratamiento de la Artritis Reumatoide ha evolucionado mucho en los últimos años, llevando a un diagnóstico más temprano y un tratamiento más agresivo de forma precoz. Actualmente el objetivo del tratamiento es alcanzar el estado de remisión de tal forma que se van cambiando los fármacos hasta lograr ese objetivo.
Si bien ha habido mejoras evidentes en los resultados radiográficos y de inflamación, el impacto sobre la función física y calidad de vida de estos pacientes ha sido menos pronunciado. Este impacto limitado sobre la calidad de vida es preocupante ya que el bienestar psicosocial y la función social son clave para estos pacientes.
Se han publicado los resultados de una revisión sistemática y meta-análisis en la que se analizan los resultados de más de 70 ensayos clínicos con el objetivos de evaluar la relación entre los diferentes tratamientos farmacológicos de la Artritis Reumatoide y la salud mental de estos pacientes. A pesar de la alta frecuencia de trastornos psicológicos y del impacto sobre la evolución de la enfermedad y sobre la calidad de vida de estos pacientes, gran parte de los estudios clínicos no miden la salud mental de los pacientes por lo que se excluyen de esta revisión.
Los investigadores concluyen que el tratamiento farmacológico de la Artritis Reumatoide ha evolucionado en los últimos años proporcionando mejoras significativas en el retraso del daño radiográfico y la reducción de la inflamación y de los efectos secundarios. Sin embargo, es poco probable que los fármacos por sí solos tengan un impacto en los resultados de salud mental para la mayoría de estos pacientes.
Es necesaria la integración de un apoyo psicológico complementario al tratamiento habitual para mejorar la salud física y mental por un igual en los pacientes con Artritis Reumatoide.