Las modalidades de ejercicio mente-cuerpo se están demostrando como estrategias prometedoras en personas con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). Ahora un estudio piloto ha estudiado su efecto a la hora de mantener los beneficios obtenidos tras la finalización de la rehabilitación pulmonar convencional.
Con orígenes en las artes marciales tradicionales chinas, el Tai Chi es un ejercicio suave y de acondicionamiento que coordina los movimientos físicos con la atención meditativa y la respiración. El Tai Chi integra tres componentes importantes de la rehabilitación pulmonar: el ejercicio aeróbico, el control de la disnea y el control del estrés y la ansiedad. El Tai Chi tiene un coste relativamente bajo, no utiliza ningún equipo especial y requiere un espacio mínimo, características todas ellas que fomentan la adherencia a largo plazo.
En este estudio, se analizó el papel del Tai Chi para mantener los beneficios esperados tras la finalización de la rehabilitación pulmonar convencional en personas con EPOC. Además de analizar la viabilidad de un estudio de mayores dimensiones, el resultado primario valoró el impacto sobre la distancia recorrida en la prueba de caminar durante 6 minutos, en comparación con la atención habitual a las 24 semanas.
En este estudio piloto controlado y aleatorio, los participantes fueron asignados al azar algrupo que realizaba Tai Chi, a la atención habitual o a practicar caminatas en grupo durante 24 semanas. Otras valoraciones secundarias incluyeron la calidad de vida relacionada con la salud, la disnea, el estado de ánimo, el estrés, el apoyo social, la autoeficacia, la actividad física y la continuidad en la práctica de ejercicio.
Participaron 91 personas, con una edad media de 69 años, 59% de hombres. No hubo diferencias en la adherencia ni en los acontecimientos adversos entre los grupos. El análisis objetivó efecto positivo en la distancia recorrida durante 6 minutos de la práctica de Tai Chi, aunque la comparación a las 24 semanas no fue significativa. En los análisis exploratorios, se observó un mayor porcentaje de participantes en el grupo de Tai Chi que mejoraron la distancia recorrida en 6 minutos a las 24 semanas, en comparación con la atención habitual. Hubo mayores porcentajes de participantes en el grupo de Tai Chi que mejoraron las puntuaciones de la fatiga y la calidad de vida, en comparación con la atención habitual.
Dadas las limitadas opciones de ejercicio para el mantenimiento de la rehabilitación pulmonar, estos datos sobre el efecto del Tai Chi son muy alentadores. Es probable que ningún modelo de mantenimiento del ejercicio sea ideal para todos los pacientes con EPOC y que se necesiten programas de ejercicio de mantenimiento personalizados. Disponer de un amplio repertorio de oportunidades de ejercicio optimizaría el mantenimiento de la actividad física y el ejercicio en las personas con EPOC que han completado la rehabilitación pulmonar.
Estudios anteriores en personas con EPOC que no habían participado en la rehabilitación pulmonar respaldan la viabilidad, seguridad y eficacia del Tai Chi. Los movimientos y posturas de bajo impacto y adaptables hacen que este tipo de ejercicio sea especialmente atractivo para las personas con EPOC. Así, un ensayo controlado aleatorio piloto en personas con EPOC moderada-grave, ya demostró tendencias hacia la mejora de la calidad de vida relacionada con la salud, la depresión y la disnea después de 3 meses de práctica de Tai Chi frente a un grupo de control.
Los resultados actuales amplían estos estudios anteriores al demostrar que el Tai Chi puede ser una opción factible para mantener los beneficios obtenidos tras la finalización de la rehabilitación pulmonar supervisada.