En personas con Esclerosis Múltiple (EM), las comorbilidades cardiovasculares se han asociado con una peor evolución de la afectación motora y, en la población general, con el deterioro cognitivo. Un nuevo estudio ha intentado evaluar las asociaciones entre el riesgo cardiovascular y los rendimientos neuropsicológicos en la EM.
Cada vez hay más pruebas que apoyan la asociación entre los factores de riesgo cardiovascular y la disfunción cognitiva en la población general. Los factores de riesgo cardiovascular impulsan la aterosclerosis y las lesiones isquémicas, con la aceleración de la pérdida de volumen cerebral relacionada con la edad, y también pueden aumentar directamente el depósito amiloide y la formación de placas, con los consiguientes cambios cognitivos. Recientemente, se ha demostrado el impacto de los factores de riesgo cardiovascular en la cognición en individuos de mediana edad (y, por tanto, en una población más similar a la epidemiología de la EM), asociándose la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo con un declive cognitivo acelerado en 5 años. Además, el tabaquismo se asoció con una atrofia cerebral y un deterioro cognitivo más tempranos, especialmente en los dominios de la flexibilidad y la velocidad de procesamiento.
Los autores del trabajo se centraron en múltiples factores de riesgo cardiovascular y en su interacción en personas con Esclerosis Múltiple, utilizando la puntuación de riesgo de Framingham.
El estudio se realizó de manera retrospectiva sobre 69 personas con EM. Para todas ellas, se calculó la puntuación de riesgo cardiovascular Framingham, que proporciona la probabilidad a 10 años de desarrollar una enfermedad cardiovascular, utilizando como variables de entrada la edad, el sexo, la diabetes, el tabaquismo, la presión arterial sistólica y los niveles de colesterol. La función cognitiva se examinó con varias instrumentos específicos, incluyendo valoración de la capacidad de aprendizaje y de memoria.
El riesgo cardiovascular dificulta la capacidad de aprendizaje verbal
Según los resultados, por cada punto de aumento de la puntuación de riesgo de Framingham se producía una valoración de la capacidad de aprendizaje verbal significativamente más baja. Discriminando entre los distintos componentes de la puntuación de riesgo de Framingham, se observó que el sexo masculino y los niveles más altos de colesterol total eran los que tenían mayor relación con las bajas puntuaciones en las pruebas de evaluación de aprendizaje verbal.
Sexo masculino y dislipemia como factores de riesgo de peor pronóstico
Entre los componentes de la puntuación de riesgo de Framingham, el sexo masculino es un factor pronóstico negativo conocido en la EM, así como un factor de riesgo cardiovascular no modificable. Por lo tanto, una serie de factores hormonales, genéticos y ambientales relacionados con el sexo podrían mediar en la asociación entre el sexo masculino y las puntuaciones bajas de la capacidad de aprendizaje verbal.
Un perfil lipídico adverso es un factor de riesgo para un peor pronóstico de la EM, incluyendo un mayor volumen y número de lesiones de sustancia blanca en la resonancia magnética, una mayor tasa de recaídas y la progresión de la discapacidad. Dos estudios anteriores también mostraron una asociación entre el perfil lipídico y la disfunción ejecutiva frontal y cognitiva global en la EM.
Los autores llaman la atención sobre que, entre los dominios cognitivos explorados (y las pruebas neuropsicológicas), el aprendizaje verbal fue el único que se asoció significativamente con la puntuación de riesgo de Framingham y sus componentes, mientras que la atención y la velocidad de procesamiento de la información y la función visuoespacial no se vieron sustancialmente afectadas por los factores de riesgo cardiovascular. Este hallazgo en el estudio debería ser objeto de investigaciones posteriores de forma prospectiva según los autores.
El tratamiento de la EM debe prestar especial atención al control de riesgo cardiovascular
En conclusión, los autores del estudio señalan que el riesgo cardiovascular se asoció con el deterioro cognitivo en la EM. La capacidad de aprendizaje verbal debe valorarse especialmente a la hora de evaluar el deterioro cognitivo en la EM, especialmente en presencia de comorbilidades cardiovasculares. El estilo de vida y las intervenciones farmacológicas sobre los factores de riesgo cardiovascular deben ser objeto de especial atención en el tratamiento integral de las personas con EM, por sus posibles efectos sobre la función cognitiva.