Un reconocimiento precoz de los problemas oculares y visuales en personas con Parkinson podrían permitir un tratamiento personalizado para cada paciente, comportando una mejora en la seguridad de sus movimientos, mayor independencia y mejor calidad de vida, según los resultados de una revisión de la literatura publicada hasta el momento sobre los trastornos visuales/oculares en esta enfermedad.
Los trastornos en los ojos (ojos y párpados) y las alteraciones de la vista han permanecido fuera del foco de atención tanto en la práctica clínica como a nivel de investigación en la enfermedad de Parkinson.
Reconocer y tomar conciencia de los trastornos en los ojos y en la vista de la enfermedad de Parkinson es importante por varias razones:
- Identificar síntomas visuales del Párkinson puede permitir determinar de forma más precisa el pronóstico de la enfermedad.
- Los trastornos en los ojos y en la vista puede tener un impacto negativo sobre la actividad diaria, tales como: caminar, conducir, leer…etc, obligando a los pacientes con Parkinson a reducir sus actividades físicas y sociales con su consecuente reducción de calidad de vida.
- La vista tiene especial importancia para el control de la postura y las personas con Parkinson necesitan del un control visual para compensar los trastornos de movimientos propios de la enfermedad.
- Algunas técnicas de rehabilitación para el control de la congelación de la marcha utilizan la vista, por lo que los pacientes con una función visual insuficiente no podrán beneficiarse de estas técnicas.
Los trastornos oculares más frecuentes en la enfermedad de Parkinson son, entre otros, la enfermedad de los ojos secos (Queratoconjuntivitis Sicca); Alteraciones motoras de los ojos o diplopía (visión doble); Glaucoma (afectación del nervio óptico); disminución de la sensibilidad al contraste y discriminación de colores; Alucinaciones visuales (percepción de algo sin estímulo externo)
Los trastornos oculares pueden ser debidos tanto al proceso degenerativo de la propia enfermedad de Parkinson y, en estos casos, a menudo responden positivamente a la medicación dopaminérgica. Sin embargo, los trastornos oculares también pueden aparecer como efectos secundarios del tratamiento de la propia enfermedad.
Tanto los pacientes como los profesionales de la salud suelen no hablar mucho sobre los problemas visuales/oculares durante la consulta.
Es importante detectar la presencia de trastornos oculares y visuales para el manejo clínico de la enfermedad debido a que los pacientes son particularmente dependientes de la información visual para mejorar la seguridad de sus movimientos y su calidad de vida.
Si tienes problemas en los ojos o en la vista ¡consulta con tu médico!