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30 marzo, 2015 inpacient.es

Un reciente editorial de la revista Movement Disorders nos pone sobre la pista de esta interesante relación. Desde 2007 se ha identificado el genoma de 500 especies bacterianas que residen normalmente en el intestino humano y que en su conjunto se conocen como microbioma o microbiota.

Hasta la fecha se ha visto como la detección de  variaciones en la composición de la microbiota intestinal ha demostrado su utilidad a la hora de intentar detectar el cancer colorectal, y se investiga sobre su utilidad para tratar la enfermedad inflamatoria intestinal y otras enfermedades gastrointestinales. Pero quizá pueda sorprender que hoy se sabe  que la microbiota intestinal puede influir en otras enfermedades crónicas que poco tienen que ver con la afectación del intestino, incluyendo algunas como el asma, obesidad, enfermedades cardiovasculares y renales.

El sistema nervioso central no es ajeno a la influencia de estas bacterias, y se ha podido ver como la presencia de algún tipo de bacteria específica puede ser un factor presente en algunas lesiones desmielinizantes incipientes. En este contexto, la revelación de que la microbiota puede influir en una enfermedad neurodegenerativa como el Parkinson podría parecer inevitable.

Recientemente se ha demostrado que en la enfermedad de Parkinson pueden observarse variaciones de la microbiota intestinal que podrían contribuir a las formas clínicas  principales de la enfermedad. Un grupo de investigadores (Scheperjans et al.) han visto como las personas con inestabilidad postural y dificultades de inicio de la marcha tienen un perfil de tipos de bacterias intestinales diferentes al de las personas con predominio de temblor.

A pesar de que los resultados de este estudio deben considerarse como preliminares por su tamaño, el hecho de que demuestre la influencia de la microbiota en el Parkinson es relevante y sus implicaciones pueden ser muy importantes. De entrada permiten imaginar un futuro en el que determinadas características motoras del Parkinson podrían modificarse controlando las poblaciones relativas de algunas especies de la microbiota.

El estudio de la relación entre microbiota y enfermedad puede abrir nuevas vías a la comprensión de los mecanismos de desarrollo y origen de la enfermedad, permitiendo explicar algunos hallazgos recientes sobre estos aspectos.

A pesar de que todos estos conceptos requieran más y más amplios estudios, hay algo claro: Los millones de bacterias que conviven con nosotros están impulsando nuevas teorías sobre cómo una enfermedad tan compleja como el Parkinson puede presentarse, evolucionar y responder al tratamiento.

Vizcarra JA, Wilson-Pérez HE, Espay AJ. The Power in Numbers: Gut Microbiota in Parkinson’s Disease. Movement Disorders, Vol. 30, No. 3, 2015. http://goo.gl/WUTDf2

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