La Marcha Nórdica puede constituir una poderosa manera de gestionar trastornos de la marcha en la enfermedad de Parkinson, siendo una actividad física accesible y asequible, que ofrece la ventaja de que la actividad puede ser realizada por todo el mundo, en todas partes y en casi cualquier momento.
La Marcha Nórdica es un deporte de resistencia y una forma de ejercicio al aire libre que consiste en caminar con la ayuda de bastones similares a los utilizados en el esquí.
Va creciendo la evidencia sobre los beneficios de la práctica de Marcha Nórdica para la mejora de las alteraciones de la marcha, la estabilidad y evitar las caídas, un problema frecuente entre las personas con enfermedad de Parkinson.
Los trastornos de la marcha y los movimientos rítmicos que realizamos de forma automática al caminar están vinculados a los trastornos de los ganglios basales que pueden aparecer en la enfermedad de Parkinson. Como resultado estas personas tienen una marcha enlentecida, con una longitud de zancada más corta de lo normal, una reducción del balanceo de los brazos y otras características típicas de esta enfermedad al caminar. Un punto importante en estas alteraciones es la incapacidad de estos pacientes a llevar un ritmo de la marcha constante y rítmica que puede llevar a una pérdida del equilibrio y caída.
En diferentes estudios nos informan que la realización de la Marcha Nórdica como técnica de rehabilitación en las personas con Parkinson ocupa un lugar especial como estrategia emergente y prometedora para estimular a participar en actividades al aire libre en compañía y cumplir así con un estilo de vida activo, imprescindibles en este tipo de enfermedades.
Publicaciones científicas de este mismo año nos llevan a la conclusión que la práctica de la Marcha Nórdica, con la participación de la parte superior del cuerpo, conduce a una mejora significativa de la marcha en comparación con el caminar de forma habitual.
La utilización de los bastones de apoyo que se usan en la Marcha Nórdica, mejoran el ritmo, la longitud del paso llega a ser muy similar al de la población general. Estas mejoras podrían deberse a los movimientos rítmicos de la parte superior que actúan como una señal externa rítmica para el cerebro.
Además, según un estudio de reciente publicación se ha demostrado que la Marcha Nórdica mejora la estabilidad independientemente de añadir tareas cognitivas al mismo tiempo que se realiza la marcha. Es decir, la Marcha Nórdica en comparación con la marcha normal no provoca un declive cognitivo cuando se realizan ambas tareas al mismo tiempo.
Por todo lo expuesto podemos decir que la Marcha Nórdica puede constituir una poderosa herramienta para la gestión de los trastornos de la marcha en la enfermedad de Parkinson, siendo ésta una actividad física accesible y asequible, que ofrece la ventaja de poder ser realizada por todo el mundo, en todas partes y en casi cualquier momento.
Empieza el buen tiempo, es buen momento para iniciar o mejorar tu estilo de vida activo ¡Anímate!