La esclerosis múltiple (EM) se debe a la interacción de factores genéticos y ambientales. Entre ellos, la dieta podría desempeñar un papel relevante en la aparición y el desarrollo de la enfermedad. La restricción dietética mediante el llamado «ayuno intermitente», se postula como una forma de modular la enfermedad, probablemente relacionada con su impacto sobre la microbiota o microbioma intestinal.
La EM es más común en los países occidentales, posiblemente los hábitos alimentarios están detrás como factor potencial que contribuye a su epidemiología de la EM. A pesar de la dificultad de generar evidencias concluyentes, diferentes dietas y suplementos dietéticos se han relacionado con el riesgo de EM. De hecho, varios estudios revelan la importancia de la compleja interacción entre la nutrición, el estado metabólico y las respuestas inmunoinflamatorias en la Esclerosis Múltiple. Varios estudios recientes muestran cómo la obesidad durante la niñez y adolescencia es un factor de riesgo para el desarrollo de EM.
La razón última podría estar relacionada con el estado inflamatorio crónico de bajo grado asociado obesidad que podría promover la autoinmunidad a través de la producción alterada de adipocinas. Además, un vínculo adicional entre la nutrición y las respuestas inmunoinflamatorias está en la alteración de la microbiota intestinal. La dieta es un determinante crítico de la composición microbiana intestinal. Las bacterias comensales intestinales y sus metabolitos tienen el potencial de ejercer tanto respuestas proinflamatorias como antiinflamatorias regulando la diferenciación de células inmunitarias T y las respuestas inmunes en el intestino. En última instancia, esto puede tener efectos en todo el organismo y facilitar o proteger de enfermedades autoinmunes. Recientemente se ha informado que el microbioma intestinal en pacientes con EM Remitente Recurrente está alterado en comparación con controles sanos.
Se ha observado cómo la restricción dietética sin provocar desnutrición puede mejorar la salud y sus efectos positivos se han medido en varios modelos animales. Los regímenes de restricción dietética que utilizan una restricción alimentaria continua o intermitente pueden inducir adaptaciones antiinflamatorias, inmunomoduladoras y neuroendocrinas que promueven la salud. Estas adaptaciones ejercen efectos neuroprotectores en el principal modelo animal de estudio de la Esclerosis Múltiple, la encefalomielitis autoinmune experimental. Sin embargo, estos resultados difícilmente podrían tener implicaciones prácticas en enfermedades como la Esclerosis Múltiple, ya que la restricción calórica crónica no es factible para la mayoría de las personas y puede tener consecuencias nutricionales negativas.
El ayuno intermitente induce muchos de los mismos cambios observados por la restricción calórica crónica y posiblemente sería más aceptable. El ayuno intermitente en modelos experimentales ha provocado una mayor riqueza de bacterias intestinales, enriquecimiento de las familias Lactobacillaceae, Bacteroidaceae y Prevotellaceae, mejorando las vías metabólicas microbianas antioxidantes. También se han asociado al ayuno intermitente efectos sobre las células T alteradas en el intestino con una reducción de las células T productoras de sustancias inflamatorias y aumento de las células T reguladoras. El trasplante de microbioma fecal de ratones con encefalitis autoinmune experimental mejorada gracias al ayuno intermitente provoca mejoría en ratones receptores inmunizados con una dieta normal, lo que sugiere que los efectos del ayuno intermitente están mediados al menos parcialmente por la flora intestinal. En un ensayo clínico piloto en pacientes con EM, la restricción energética intermitente alteró las adipocinas sanguíneas y la flora intestinal, asemejándose a los cambios de protección observados en ratones. Por todo ello parece que el ayuno intermitente tiene potentes efectos inmunomoduladores que están mediados, al menos parcialmente, por el microbioma intestinal.
Todos estos elementos hacen que este sea un campo de investigación en rápido desarrollo con importantes implicaciones clínicas para las intervenciones dietéticas personalizadas en la prevención y el tratamiento de la EM.