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La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es un grupo de enfermedades inflamatorias crónicas autoinmunes, en la que se incluyen la enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa. Su origen no está claro a día de hoy, pero se cree que está relacionada con la interacción de múltiples factores como: genéticos, inmunitarios y ambientales.
El tratamiento actual de la EII se realiza principalmente mediante fármacos para controlar los síntomas y, en ocasiones se debe recurrir a la cirugía. La aparición de los fármacos biológicos mejora el control de la EII refractaria o de difícil control. Además, algunos estudios han demostrado que la dieta y el tratamiento psicológico también tienen un efecto beneficioso sobre la EII. Sin embargo, y dada la complejidad de este grupo de enfermedades, el tratamiento puede tener sus defectos. A día de hoy, y a pesar de los avances, todavía hay un número considerable de pacientes que no responden o pierden la respuesta con el tiempo a los fármacos. Por otro lado, estos tratamientos no están exentos de efectos secundarios. Por todo esto se necesita seguir estudiando y explorando nuevas estrategias de tratamientos seguros y eficaces para mejorar el control de la EII y la calidad de vida de estos pacientes. Como un método terapéutico opcional están las vacunas que mejoran la respuesta del sistema inmunológico humano.
Las vacunas pueden dividirse según su mecanismo de acción. Por un lado disponemos de las vacunas preventivas que se utilizan para ayudar a establecer inmunidad contra determinadas enfermedades y fortalecer la barrera inmunitaria de los pacientes. Y, por otro lado, existen las vacunas terapéuticas que pueden inducir respuestas inmunitarias específicas en individuos enfermos y así eliminar el origen o causante de la enfermedad.
Las vacunas terapéuticas pueden ayudar a los pacientes a recuperarse de forma más integral, reducir las cirugías o la repetición de tratamientos médicos, regulando la respuesta inmunitaria a nivel intestinal y reduciendo la inflamación con mejora clínica a largo plazo, evitando el uso de otros inmunosupresores. Por lo tanto, las vacunas terapéuticas pueden tener un potencial significativo en la EII y llegar a convertirse en una nueva estrategia de tratamiento.
Sin embargo, la mayor parte de la investigación actual sobre el uso de las vacunas terapéuticas para la EII está todavía en sus primeras etapas y la investigación en este campo es limitada ya que todavía no ha entrado en la fase de ensayos clínicos.
Deseamos que esfuerzos futuros puedan promover el desarrollo de vacunas terapéuticas para la EII y abrir nuevas posibilidades de tratamiento y mejora de la calidad de vida de estos pacientes.
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