A día de hoy, las alteraciones emocionales de la enfermedad de Parkinson sigue siendo un tema controvertido. La expresión facial de las emociones es algo esencial para percibir el estado emocional de los demás. La incapacidad de discriminar las expresiones faciales de las emociones puede afectar profundamente a las interacciones sociales complicando las relaciones y reduciendo el bienestar emocional de las personas con Parkinson. Además, la capacidad de juzgar la carga emocional de diferentes escenas de la vida cotidiana puede afectar, no sólo a las interacciones sociales, sino también a la regulación emocional propia del individuo.
Las personas con Parkinson pueden malinterpretar las señales emocionales de su entorno, lo que puede llevar a respuestas inapropiadas a situaciones potencialmente estresantes o amenazantes. Este juicio erróneo, propio de estos pacientes, puede aumentar los niveles de estrés y ansiedad afectando a su estabilidad emocional general. En general, los malentendidos y la mala comunicación que surgen de estos déficits pueden plantear retos importantes en la vida diaria de las personas con Parkinson.
Un nuevo estudio nos muestra evidencia de que los pacientes con Parkinson tienen una reducción en el reconocimiento de las emociones tanto a partir de las expresiones faciales como de las escenas emotivas complejas. Estos resultados nos muestran, al igual que estudios previos, que el déficit sería mayor para emociones negativas (miedo, tristeza e ira) que para emociones positivas como la felicidad y la sorpresa.
Los investigadores de este nuevo estudio concluyen que las personas con Parkinson tienen dificultad para reconocer emociones, principalmente negativas, en rostros humanos y esto se extiende a escenas afectivas de la vida diaria, comprometiendo la respuesta emocional adecuada. Los pacientes participantes de este nuevo estudio no tenían una enfermedad de Parkinson avanzada, lo que sugiere que estas alteraciones del procesamiento emocional pueden desarrollarse incluso después del inicio de la enfermedad.
El deterioro del reconocimiento de expresiones faciales puede afectar a la capacidad de los pacientes a comunicarse eficazmente con los demás y desencadenar malestar interpersonal y problemas de funcionamiento psicológico.
Además, la interpretación incorrecta de escenas afectivas puede llevar a una respuesta inadecuada a las situaciones emocionales, incluso fuera del contexto de interacción social, lo que afectaría a la capacidad de los pacientes de Parkinson para regular sus emociones. Esto puede estar relacionado con la dificultad de afrontar el estrés y otros desafíos emocionales y conlleva mayor impacto sobre su bienestar emocional.
Es esencial que tanto los profesionales como los cuidadores reconozcan este tipo de déficit en los pacientes de Parkinson y que proporcionen apoyo, soporte y tratamiento para limitar las consecuencias indirectas sobre el bienestar emocional y la calidad de vida de estas personas.
La rehabilitación emocional puede mejorar la empatía y el bienestar emocional de las personas con Parkinson. La musicoterapia activa también debe considerarse como un método eficaz para la rehabilitación emocional, actuando de forma simultánea sobre las funciones motoras, afectivas y conductuales. Por lo tanto, es necesario un enfoque multidisciplinar que involucre a profesionales sanitarios, cuidadores y psicólogos para proporcionar mejores resultados y garantizar el bienestar y la calidad de vida de estos pacientes.
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