La Enfermedad Intestinal Inflamatoria (EII), en la que se incluye la enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa, es una afección inflamatoria crónica del tracto digestivo. La dieta juega un papel fundamental en la modulación de estos procesos y sabemos que patrones dietéticos que promuevan el equilibrio del microbioma (o microbiota o flora intestinal) y con propiedades antiinflamatorias, como la dieta mediterránea, desempeñan un papel vital en la protección contra el desarrollo de estas afecciones.
El tratamiento actual de la EII incluye un amplio abanico de fármacos de alta eficacia para controlar los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, no siempre se pueden lograr los resultados terapéuticos deseados o su eficacia puede disminuir con el paso del tiempo. La nutrición funciona como un enfoque complementario al tratamiento farmacológico, demostrando su eficacia y regulación de la inflamación mejorando los síntomas asociados a esta enfermedad.
Investigaciones recientes han puesto en relieve el creciente interés de los pacientes por el impacto de la dieta y los suplementos nutricionales en el manejo de la EII. Los pacientes reconocen, cada vez más, que una buena nutrición es fundamental para controlar los síntomas. Sin embargo, y a pesar de todo, estas personas no reciben orientación dietética personalizada y esto puede llevar a seguir recomendaciones generales sin tanta fundamentación científica. Esta falta de conocimiento e información puede llevar a adoptar regímenes dietéticos restrictivos, lo que aumenta la probabilidad de deficiencias nutricionales o desnutrición.
Se han publicado los resultados de una revisión de la literatura científica para evaluar los conocimientos nutricionales de las personas con EII y poder destacar deficiencias educativas.
En esta revisión, que evalúa 23 estudios, se destaca que los pacientes con EII generalmente basan sus decisiones dietéticas en base a sus creencias personales en lugar de pautas basadas en evidencia científica, lo que lleva a la evitación de algunos alimentos que si bien pueden aliviar los síntomas temporalmente puede aumentar el riesgo de deficiencias nutricionales o desnutrición a largo plazo.
En resumen, esta nueva investigación nos destaca la importancia y necesidad de una educación nutricional específica para personas con EII, priorizando en una guía dietética basada en la evidencia científica para mejorar el manejo de la enfermedad y la calidad de vida.
Aunque los pacientes muestran un creciente interés en la dieta, a día de hoy persisten lagunas importantes de comprensión sobre las opciones alimentarias óptimas y esto conduce a prácticas restrictivas con riesgo de desnutrición.
Las deficiencias de micronutrientes siguen siendo frecuentes en estas personas, especialmente en fases activas de la enfermedad y en la enfermedad de Crohn. Detectar de forma temprana, mediante un seguimiento rutinario y suplementación específica es crucial para prevenir complicaciones y mejorar los resultados.
Por lo tanto, es necesario un enfoque personalizado y multidisciplinar que integre educación dietética estándar para mejorar el control de los síntomas y la calidad de vida de las personas con EII.
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