Las personas con esclerosis múltiple (EM) presentan una menor calidad de vida. La adopción de conductas saludables en el estilo de vida, incluyendo la dieta, la actividad física y la exposición a la vitamina D, se asocia con una mayor calidad de vida; sin embargo, no está claro si algunas de las conductas individuales de estilo de vida son más predictivas que otras o si hay beneficios aditivos por practicar varias conductas saludables al mismo tiempo.
Un grupo de investigadores analizaron los datos de pacientes que completaron una encuesta en línea y posteriormente hicieron un seguimiento a los 2,5, 5 y 7,5 años. Los comportamientos evaluados fueron el consumo de una dieta sin carne/lácteos más suplementos de omega-3, la práctica de la meditación, la actividad física, no fumar y la exposición a la vitamina D. La calidad de vida mental y física se evaluaron mediante el cuestionario específico MSQOL-54. Los análisis estadísticos evaluaron las asociaciones entre las conductas individuales y la calidad de vida medidos, así como entre el número de conductas positivas y la CdV.
Al inicio del estudio, una dieta saludable y una mayor actividad física se asociaron con una mayor calidad de vida, tanto física como mental. Prospectivamente, la dieta se asoció positivamente con la calidad de vida mental, y la actividad física con la calidad de vida mental y física. Al inicio del estudio, seguir 3 o más hábitos saludables se asoció positivamente con las dos acepciones de calidad de vida, con asociaciones positivas aditivas para cada hábito adicional. Prospectivamente, el compromiso con 3 o más conductas saludable se asoció positivamente con la calidad de vida mental física, con asociaciones beneficiosas aditivas con la mental.
Una dieta saludable y una mayor actividad física son intervenciones potenciales para mejorar la calidad de vida. seguir más de un comportamiento saludable en términos de estilo de vida puede proporcionar beneficios adicionales y debe ser alentado y apoyado para la gestión de la EM