Los pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (enfermedad de Crohn o Colitis Ulcerosa) son propensos a una densidad mineral ósea (DMO) reducida y tienen un mayor riesgo de fracturas óseas que la población general.
En general, la osteopenia y la osteoporosis son complicaciones de la EII que pueden no recibir la atención necesaria por parte de los médicos. Los especialistas deberían considerar, además de la actividad de la EII, los posibles efectos secundarios de la medicación, la presencia de enfermedades asociadas y las manifestaciones extraintestinales de esta enfermedad.
La inflamación intestinal crónica, los problemas de absorción de ciertos nutrientes, la desnutrición y la toma de corticoides son los principales factores de riesgo de osteoporosis en la EII. Por otro lado, disponemos de evidencia suficiente que nos muestra que el uso de anti-TNF se asocia con menor riesgo de osteoporosis. Este efecto puede deberse a una reducción de la inflamación activa y a una menor exposición a corticoides.
En personas con EII, la densidad mineral ósea (DMO), se correlaciona más con la gravedad de la enfermedad que con la ubicación y la extensión de la misma. Por otro lado, los niveles de vitamina D son más bajos en personas con EII en comparación con la población general, debido a una absorción intestinal insuficiente. Datos recientes sugieren que una deficiencia de vitamina D puede afectar negativamente al curso clínico de la EII debido a su efecto modulador del sistema inmunitario.
En resumen, la inflamación crónica y la desnutrición asociadas a la EII puede alterar el metabolismo óseo y llevar a una disminución de la densidad ósea y mayor riesgo de fracturas. Para prevenir, se requiere de una evaluación periódica de los niveles de vitamina D y calcio y considerar el tratamiento de reemplazo cuando sea necesario. Además, las personas con osteoporosis o riesgo aumentado de fractura deben recibir un tratamiento específico.
El tabaquismo es un factor de riesgo importante para los pacientes con enfermedad de Crohn. Se asocia con recaídas y complicaciones postoperatorias más frecuentes y menor densidad mineral ósea con mayor riesgo de fracturas. Por lo tanto, los pacientes deben hacer todo lo posible para dejar de fumar.
Los pacientes con tratamiento con corticoides a largo plazo deben someterse a una densitometría ósea cada dos años, aunque esto puede variar según las necesidades y situación de cada paciente.
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