La importancia de los programas integrales de gestión de la EPOC, en los que la participación y la educación del paciente tienen un papel fundamental, están demostrando ser esenciales si se quiere avanzar en la mejora de las condiciones de vida y la supervivencia de las personas con enfermedad pulmonar. Dos nuevas evidencias procedentes de estudios clínicos, junto con un editorial en la revista European Journal of Neurology hacen énfasis en este aspecto.
La administración de los fármacos adecuados a las dosis correctas no cubre por si sola las necesidades de atención y tratamiento de las personas con EPOC. La evidencia muestra que además, el abandono del tabaco, la actividad física con una dieta equilibrada, la adherencia al tratamiento y la educación del paciente para que sea capaz de reconocer los signos y síntomas del empeoramiento de la enfermedad y cómo actuar para prevenirlos o revertirlos, son elementos con gran impacto en la evolución de la enfermedad.
En los últimos años se han acumulado estudios que demuestran cómo programas que integran la gestión de alguno de los aspectos mencionados repercuten en mejoras en resultados de la enfermedad tales como las hospitalizaciones, ingresos urgentes, o mortalidad. En otras enfermedades crónicas, los programas de gestión integrada de la enfermedad han demostrado ya claros beneficios. Ahora se publican dos estudios sobre el impacto de dos programas de gestión integrada en pacientes con EPOC (COMET y PIC-COPD) con resultados muy relevantes.
El programa COMET incluía educación en autocuidados basado en el programa canadiense «living well with COPD«, seguimiento a domicilio y una plataforma electrónica de e-health con web y atención telefónica. El programa PIC-COPD consistía en la asistencia a una sesión de educación basada en el mismo programa canadiense, elaboración un plan de cuidados y atención personalizado dirigido al reconocimiento de exacerbaciones y autocuidado, consultas telefónicas con frecuencia semanal y mensual a cargo de un gestor de casos, y la comunicación entre dicho gestor de casos y los médicos de primaria y especialistas relativa al paciente.
Ambos estudios describen los componentes de un programa de autocuidados que persiguen conseguir una reducción en la utilización de recursos sanitarios. A pesar de que los estudios no objetivaron impacto en términos de hospitalizaciones o visitas a urgencias, lo que constituía el objetivo principal declarado, ambos programas demostraron un efecto contundente sobre la mortalidad, su objetivo secundario más importante. La falta de efecto sobre hospitalizaciones sugiere que los estudios no tenían muestra de pacientes suficiente, pero los esperanzadores resultados en cuanto a la reducción de la mortalidad llaman a profundizar en esta vía de trabajo diseñando nuevos estudios y mejoras en los programas de intervención.