A pesar de los avances en el tratamiento de la Artritis Reumatoide, la fatiga sigue siendo un síntoma frecuente entre estos pacientes. La fatiga es un sentimiento de cansancio, agotamiento, pérdida de energía y debilidad física o sueño. La fatiga puede dificultar concentrarse y puede hacer que las personas se sientan indefensas.
Hasta el 80% de las personas con Artritis Reumatoide informan de fatiga clínicamente relevante y la describen como una experiencia frustrante y agotadora y consideran que a menudo, los profesionales de la salud no les prestan suficiente atención.
Las posibles consecuencias de la fatiga incluyen reducción de la calidad de vida relacionada con la salud física y mental, depresión, reducción de la capacidad para trabajar y aumento de la rigidez matutina. Por todo esto, la fatiga se ha convertido en un foco de investigación.
Hasta el momento, estudios previos nos han ofrecido resultados relativamente inconsistentes ya que la fatiga es un proceso muy complejo con múltiples causas que pueden variar entre las personas. Por ejemplo, la fatiga podría deberse a la actividad de la Artritis Reumatoide, pero luego, con el paso del tiempo, puede volverse menos dependiente de esta actividad.
Los estudios con pacientes con Artritis Reumatoide Temprana brindan una oportunidad única para observar cómo el tratamiento temprano de esta enfermedad puede afectar a la aparición y evolución de la fatiga en el futuro.
Se han publicado los resultados de un estudio canadiense en el que se analiza la información de más de 1.800 pacientes de Artritis Reumatoide Temprana, es decir de comienzo reciente. Los investigadores de este estudio consideran que valorar la fatiga a los 3 meses posteriores al inicio del tratamiento con Fármacos Antirreumáticos Modificadores de la Enfermedad (FAME) puede proporcionar una perspectiva única, ya que los pacientes pueden mostrar una respuesta al tratamiento en este período mínimo. De esta forma se puede evaluar si el control temprano de la actividad de la Artritis Reumatoide nos ofrece una reducción sostenida de la fatiga más allá de un año; si hay una mejora en aquellos pacientes que logran la remisión de su enfermedad dentro del primer año y, por último, si la mejora de la fatiga está detrás de esa remisión.
Los resultados de este estudio apoyan que la fatiga está presente desde el inicio de la Artritis Reumatoide en un alto número de pacientes. Tres cuartas partes de los pacientes con Artritis Reumatoide Temprana participantes de este estudio presentaron al menos, fatiga moderada. En este grupo de pacientes, la fatiga mejora significativamente a lo largo del tiempo y la mayor mejora se observa después de 3 meses de inicio del tratamiento. Esto puede deberse a que el tratamiento con FAMEs surte efecto dentro de los 3 primeros meses, lo que lleva mejoras de la fatiga desde el primer momento de seguimiento.
En este grupo de pacientes, la fatiga estuvo significativamente relacionada con la actividad de la enfermedad en cada punto de seguimiento durante el primer año de tratamiento. La fatiga se relacionó más fuertemente con el dolor y la evaluación global de paciente, mientras que solo se relaciona débilmente con las valoraciones globales del médico, el recuento de articulaciones inflamadas y la VSG y la PCR, durante el primer año. Esta discrepancia puede deberse a que los médicos pueden prestara más atención al recuento de articulaciones inflamadas y a los marcadores inflamatorios que al dolor y la fatiga comunicada por el paciente.
La fatiga al inicio del estudio y a los tres meses se relacionó significativamente con la fatiga futura, el dolor, las puntuaciones globales del paciente y del médico, pero no con los niveles de marcadores de la inflamación (VSG y PCR) al año. Esto sugiere que la fatiga puede estar comenzando a desvincularse de la inflamación en este periodo de tiempo.
En resumen, la fatiga es un síntoma frecuente que aparece desde fases tempranas de la Artritis Reumatoide y está fuertemente relacionada con el dolor. Un buena respuesta al tratamiento temprano, dentro de los tres primeros meses, se asocia a mejoras a corto y largo plazo de la fatiga. La fatiga se reduce significativamente en el momento de la primera remisión y en aquellos pacientes con remisión sostenida en el primer año posterior al diagnóstico.