Los niveles bajos de vitamina D y de exposición al sol se han asociado con un mayor riesgo de de Esclerosis Múltiple. Sin embargo hay pocos estudios que hayan analizado las asociaciones entre estos factores y el curso clínico de la enfermedad. Un equipo australiano ha investigado el impacto de la exposición al sol y los niveles de vitamina D antes y después del diagnóstico de Esclerosis Múltiple para valorar sus asociaciones con la clínica. Los resultados han sido publicados en la revista Frontiers in Neurology.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores partieron de la población incluida en el estudio Ausimmune, un estudio de población australiano que hace un seguimiento a todas las personas de determinadas poblaciones que presentan un primer evento desmielinizante. De esta forma se siguió la evolución de 260 personas tras dicho primer evento y durante cinco años. A los participantes se les realizaron registros de niveles de exposición al sol mediante cuestionario, determinándose los niveles previos al evento, posteriores al evento y cada año a partir del mismo. Además se tuvo en cuenta la carga de radiación ultravioleta estimada en función del lugar de residencia. Los niveles de 25-hidroxi-vitamina-D se determinaron al inicio, los 2, 3 y 5 años.
De las personas seguidas durante 5 años, dos tercios fueron finalmente diagnosticadas de Esclerosis Múltiple. Los niveles mayores de exposición al sol previos al primer evento se relacionaron con un menor riesgo de conversión en Esclerosis Múltiple. Lo mismo sucedió con el riesgo de aparición de brotes e intensidad de los mismos. Los niveles de exposición al sol posteriores al evento no se relacionaron con el curso clínico, pero aquellas personas que incrementaron de forma notable el nivel de exposición durante el seguimiento tuvieron menor riesgo de conversión a Esclerosis Múltiple y de aparición de brotes. Ni los niveles de vitamina D ni los suplementos de la misma se asociaron con el riesgo de conversión o de brotes en este estudio.
Los autores del estudio concluyen abogando por el papel protector del sol antes del primer evento en la conversión a Esclerosis Múltiple y brotes. Además los resultados sugieren que un incremento marcado de la exposición al sol tras el primer evento desmielinizante, también puede tener un efecto protector.
Pues yo antes del diagnóstico tomaba mucho el sol me encantaba, y me encanta. Pero eso se cabo desde que tengo EM el sol es poco amigo, lo tomo pero muy poco no lo aguanto….
Que artículo tan interesante. Parece que el calor acentúa los síntomas de un brote, al menos la sensación aumenta y lo he vivido en primera persona, creo que también consecuencia del agobio, la presión y el miedo, por lo que no deja de ser un efecto condiconado psicologicamente,pero me
parece super curioso los efectos de la exposición al sol…destino o casualidad pero aprovecharé el sol que mi cuerpo me permita con moderación por supuesto y disfrutando de las playas del caribe