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El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa compleja que ocasiona síntomas motores característicos (lentitud de movimientos, temblor, rigidez, etc.) y síntomas no motores como el estreñimiento y la hiposmia o reducción de la capacidad para detectar olores y consecuentemente sabores.
Se sabe que la dieta desempeña un papel fundamental en el tratamiento y gestión de la enfermedad, como por ejemplo, es importante que las personas con Parkinson sigan una dieta rica en fibra para aliviar el estreñimiento. También sabemos que la ingesta de proteínas de la dieta puede competir con la absorción de levodopa y esto puede reducir la eficacia de la medicación. Además, los pacientes con Parkinson pueden modificar su conducta alimentaria o bien perder el apetito, el olfato y el gusto, complicándose así los hábitos alimentarios.
La investigación ha sugerido que los patrones dietéticos pueden beneficiar a las personas con Parkinson ya que ésto puede reducir el riesgo de enfermedad de Parkinson y posiblemente aliviar algunos síntomas no motores.
Se ha comunicado que las personas con Parkinson consumen grandes cantidades de azúcares y de hidratos de carbono que impactan sobre la calidad de vida y la gravedad de los síntomas de su enfermedad.
Se han publicado los resultados de un nuevo estudio que intenta describir la calidad de la dieta, nutrientes y alimentos en personas con Parkinson en comparación con personas sin esta enfermedad. Y, además si las diferentes dietéticas pueden mejorar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad.
Según este estudio, al estudiar los hábitos alimentarios de los pacientes con Parkinson con una duración media de la enfermedad de nueve años, se descubre que éstos seguían dietas menos saludables en comparación con miembros de su hogar y personas sin esta enfermedad.
Las personas con Parkinson comieron mayor cantidad de azúcares, hidratos de carbono, así como mayor cantidad de grasas trans (que se encuentran en alimentos fritos, productos horneados o procesados y las margarinas o mantecas), y menor cantidad de fibra, proteínas y grasas insaturadas. Los síntomas no motores, como estreñimiento crónico y la falta de olfato (hiposmia) se relacionaba con una dieta menos saludable.
El mayor consumo de azúcar se asoció a dosis más altas de agonistas de la dopamina. Los participantes de este estudio tendían a tomar menos café y alcohol, reemplazándose éstos con zumos o bebidas azucaradas.
Estos hallazgos sugieren que la calidad de la dieta puede deteriorarse con la duración y progresión de la enfermedad de Parkinson potencialmente influenciada por síntomas motores y el uso de medicamentos.
En resumen, este nuevo estudio sugiere que las personas con Parkinson tienen una calidad de dieta o nutrición inferior a la de las personas de su mismo hogar o personas sin esta enfermedad.
No cumplir con una dieta saludable se relacionó con estreñimiento crónico e hiposmia (trastorno del olfato y gusto). Además, los pacientes con Parkinson que recibían tratamiento con agonistas de la dopamina tendían a consumir cantidades excesivas de azúcares y grasas.
Por lo tanto, las recomendaciones de realizar una dieta saludable y el seguimiento de la alimentación y nutrición de las personas con Parkinson deben formar parte de la atención habitual del paciente y puede ayudar a evitar algunas complicaciones de esta enfermedad.
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ENFERMEDAD DE PARKINSON
