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Los pacientes con Artritis Reumatoide se quejan con frecuencia de dolor en los pies. La Artritis Reumatoide puede afectar no sólo a las articulaciones, también pueden estar afectados los tendones (“cordones” que unen los músculos a los huesos). La inflamación y dolor en los tendones afecta al movimiento del pie, al equilibrio, a la fuerza, etc. y provoca un importante impacto sobre la calidad de vida de estos pacientes.
Investigaciones previas han demostrado que al inicio de la enfermedad hasta casi el 20% de los pacientes con Artritis Reumatoide pueden experimentar molestias en los pies. Sin embargo, este porcentaje puede llegar hasta el 100% cuando ya han pasado 10 años de evolución de esta enfermedad. Incluso, en aquellos pacientes en los que su enfermedad está en remisión pueden presentar una actividad residual en pies y/o tobillos.
La inflamación de los tendones, también llamada tenosinovitis, es una expresión más de la actividad de la Artritis Reumatoide que puede presentarse en cualquier momento del curso de la enfermedad y se puede medir mediante ecografía.
Las opciones más extendidas de tratamiento para la tenosinovitis incluyen por ejemplo, inyecciones de corticoides en la vaina del tendón que provocan un alivio del dolor a corto plazo (entre 4 a 12 semanas). Es una técnica simple, bien tolerada que puede realizarse en consultorio con complicaciones mínimas. Sin embargo, también disponemos de otras opciones no farmacológicas como son las ortesis del pie (dispositivos y/o soportes para la estabilización del pie/tobillo), el calzado terapéutico, la formación y autocuidado del paciente.
Por lo tanto, la sinergia entre las opciones farmacológicas y las no farmacológicas minimiza el impacto funcional de las alteraciones en pies y/o tobillos de la Artritis Reumatoide proporcionando mayor satisfacción al paciente y ayudando a reducir significativamente el dolor y la discapacidad.
Se han publicado los resultados de un nuevo estudio español cuyo objetivo ha sido valorar una intervención conjunta (reumatología y podología) para mejorar la gestión y tratamiento de las alteraciones de los pies provocadas por la Artritis Reumatoide.
El protocolo de tratamiento combinado demostró ser muy eficaz en términos de recuperación clínica, valoración por imágenes de ecografía y a nivel funcional de los pies. Los métodos aplicados fueron bien aceptados, tolerados y valorados por los pacientes, con alta satisfacción por parte de éstos.
Reducir la tensión de los tendones de los pies es particularmente importante en los pacientes con alteraciones estructurales del pie. Tanto la obesidad como un calzado inadecuado afectan negativamente a los pies de pacientes con Artritis Reumatoide.
Por todo esto, es muy importante facilitar información a los pacientes con Artritis Reumatoide sobre alimentación y calzado tan pronto como se diagnostique la enfermedad, especialmente en aquellos pacientes con una actividad laboral que implique pasar muchas horas en pie.
En resumen, es aconsejable una evaluación multidisciplinar de los pacientes con Artritis Reumatoide con anomalías estructurales y actividad inflamatoria en los pies, porque mejora el manejo del tratamiento.
La implicación de los tendones de los pies en la Artritis Reumatoide conduce a discapacidad y a una limitación de su función, con un dolor tan intenso como el dolor articular. Por lo tanto, en la evaluación del paciente con Artritis Reumatoide deberemos incluir el examen de los tendones además de la afectación articular. Un protocolo de tratamiento combinado conduce a un alivio del dolor y mejora del funcionamiento, siendo bien tolerado y fácilmente evaluable por ecografía sin necesidad de cambios en la medicación de base.
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