La baja adherencia al tratamiento, o lo que es lo mismo, no seguirlo tal y como se indicó por parte del médico, podía parecer un problema vinculado a los tratamientos inyectables para la Esclerosis Múltiple, dadas las molestias que a menudo ocasionan para el paciente. Un estudio recientemente publicado analiza el problema de la adherencia al tratamiento, las consecuencias de la no adherencia y las posibles diferencias entre lo que sucede con fármacos inyectables y orales.
En el estudio se analizó el seguimiento durante un año de 12.413 personas con Esclerosis Múltiple que iniciaron el tratamiento con fármacos modificadores de la enfermedad entre 2008 y 2015. De ellos, a 11.413 se les habían prescrito tratamientos inyectables como el interferón y a 1.018 tratamientos orales como los introducidos más recientemente.
Para determinar la adherencia se calcularon los días cubiertos con tratamiento a lo largo del primer año tras iniciar el mismo. Se consideró como adherentes a aquellas personas con una proporción de días cubiertos por el tratamiento superior al 80%. La adherencia no resulto diferente de forma significativa entre los tratamientos de ambos tipos, y fue de un 61,4% para los fármacos orales y un 58,6% para los inyectables. Estos niveles de adherencia son incluso inferiores a los revelados por otros estudios, pero en este se destaca que a pesar de las supuestas ventajas en términos de comodidad para el paciente, la adherencia resulta muy similar para fármacos de ambos tipos. La adherencia además, resultó ser un 24% menor en mujeres que en hombres, sin que los autores aventuren una explicación clara para este hecho.
El impacto de la no adherencia también resulta evidente según las conclusiones del estudio, ya que con comparación con los pacientes no adherentes, los que seguían adecuadamente el tratamiento tuvieron un 42% menos de riesgo de aparición de brotes durante un año, un 52% menos de riesgo de hospitalización y un 38% menos de riesgo de visitas a urgencias. Además los pacientes adherentes realizaron 0,7 visitas menos al año a su médico.
Los autores del estudio concluyen remarcando la extrema relevancia de la adherencia a la hora de optimizar el tratamiento de la Esclerosis múltiple y la necesidad de continuar buscando los motivos de la baja adherencia, más allá de los supuestos inconvenientes de los tratamientos en función de su vía de administración o frecuencia de dosis.