La posible influencia del ciclo menstrual, con los cambios hormonales que conlleva, sobre los brotes y la evolución de la Esclerosis Múltiple, ha sido objeto de algunos estudios con resultados contradictorios. En sentido inverso, pocas veces se ha evaluado el posible impacto de la enfermedad sobre las fluctuaciones del ciclo menstrual, a pesar de que algunas mujeres con Esclerosis Múltiple lo perciben como un hecho. La revista Multiple Sclerosis and Related Disorders ha aceptado para su próxima publicación un estudio que evidencia la existencia de esa influencia.
Un grupo de investigadores de la universidad de Isfahan, en Irán, ha realizado el estudio en 181 mujeres mayores de 14 años con Esclerosis Múltiple (EM), utilizando para el análisis un grupo de 202 mujeres sin la enfermedad. Los antecedentes ginecológicos de ambos grupos y sus características eran equivalentes.
Entre las mujeres con Esclerosis Múltiple, un 38,7% informaron de cambios en las características del ciclo menstrual tras la aparición de la enfermedad. La irregularidad del ciclo menstrual a partir del momento de aparición de la EM se elevó del 21% al 40,3%, mientras que en el grupo de mujeres sanas se mantenía en el 24,7%. En lo que respecta a los síntomas perimenstruales, las mujeres con EM manifestaron con mayor frecuencia síntomas antes, durante y después del periodo tras el inicio de la enfermedad. La aparición de estos síntomas, a excepción de la sensibilidad en los pechos, también resultó significativamente mayor que en el grupo de mujeres sanas.
El estudio analizó posibles diferencias entre las mujeres con Esclerosis Múltiple en función del tratamiento que recibían. No se observaron diferencias en la sintomatología perimenstrual y únicamente una mayor duración de los ciclos en las mujeres tratadas con acetato de glatiramero en comparación con interferón beta o natalizumab.
Los autores concluyen el estudio remarcando que no encontraron diferencias entre el grupo de mujeres sanas y las diagnosticadas con Esclerosis Múltiple antes de la aparición de la enfermedad. Sin embargo, posteriormente se objetiva una mayor irregularidad del ciclo y una mayor aparición de síntomas perimenstruales. Las causas que se sugieren como desencadenantes de estas diferencias podrían ser la disfunción del hipotálamo en el curso de la EM, la interacción de factores psicológicos como la depresión y la ansiedad y la interacción de los fármacos modificadores de la enfermedad a través de mecanismos hormonales.