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La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica y sistémica de predominio femenino con alto impacto sobre diferentes aspectos de la vida de las personas afectadas, desde el psicosocial, físico, calidad de vida, etc. La inflamación crónica de las articulaciones puede llevar a cambios irreversibles en ellas y provocar una dificultad de movimiento y pérdida de fuerza muscular, además de otras manifestaciones de la enfermedad fuera de las articulaciones. Por otro lado, se ha visto que la AR está relacionada con la ansiedad y la depresión conectando así aspectos físicos y psicológicos en esta enfermedad.
Al igual que otras muchas enfermedades, los factores de riesgo de la Artritis Reumatoide se pueden dividir en dos: modificables y no modificables. Los factores de riesgo modificables, aquellos en los que el paciente puede influir directamente en el desarrollo y empeoramiento de la Artritis Reumatoide incluyen el tabaquismo, el consumo de alcohol, el café, la obesidad, el ejercicio, la nutrición, etc.
La actividad física ha demostrado muchos beneficios tales como, reducción del riesgo cardiovascular, reducción de las caídas, mejoras en la función general y la fuerza muscular, etc. El ejercicio mejora la función física general y la fuerza de las personas con Artritis Reumatoide sin ningún efecto perjudicial comprobado sobre la actividad de la enfermedad.
Un nuevo estudio ha investigado la relación entre composición corporal, fuerza de presión en las manos, calidad de vida, duración de la Artritis Reumatoide y los hábitos y/o estilo de vida de estos pacientes.
Este estudio ha encontrado una relación positiva entre la ingesta calórica diaria y la masa muscular, masa corporal libre de grasa, el peso, la fuerza muscular en personas con AR de larga duración y muy activa. Esto sugiere que el IMC es un predictor positivo tanto de la fuerza muscular como de la masa muscular en personas con AR. La actividad de la enfermedad es un predictor negativo de la fuerza muscular, es decir, a mayor actividad de la AR menor fuerza muscular. También se vio que el número de articulaciones hinchadas y dolorosas demostró ser predictor negativo de la fuerza muscular en personas con AR de larga duración y muy activa.
Por otro lado, los resultados de este estudio sugieren que el número de ejercicios por semana predice mayor fuerza muscular en pacientes con Artritis Reumatoide. Es bien sabido y disponemos de un número elevado de literatura científica sobre los beneficios de la actividad física sobre la salud, especialmente en personas con esta enfermedad, ya que mejora la salud cardiovascular, aumenta la masa muscular, la fuerza muscular, reduce la masa grasa y mejora el rendimiento físico general.
En resumen, una larga duración de la Artritis Reumatoide y una mayor actividad de esta enfermedad afecta negativamente a la fuerza muscular. Existe una asociación positiva entre la ingesta calórica diaria, la masa muscular, masa libre de grasa, el peso y la fuerza muscular en estos pacientes. Un mayor número de sesiones de ejercicio por semana predice la fuerza muscular. Por lo tanto, el IMC es un predictor positivo de la fuerza muscular, mientras que la presencia de otras enfermedades es una predictor negativo. Los pacientes con AR con osteoporosis u osteopenia tiene niveles más bajos de masa muscular y fuerza.
Los investigadores de este estudio concluyen que se necesita un enfoque multidisciplinar de la Artritis Reumatoide en el que exista colaboración entre reumatólogo, dietista/nutricionista, rehabilitador, y otros especialistas para ofrecer un tratamiento integral de esta enfermedad.
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ARTRITIS REUMATOIDE
