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La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es un proceso crónico y progresivo de enfermedades del tracto gastrointestinal que engloban la Colitis Ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Desde la década de los 50 se han utilizado los corticoides para inducir la remisión, de hecho a día de hoy se siguen utilizando.
No hay duda que los corticoides son fármacos altamente efectivos para inducir la remisión en la EII, sin embargo, están relacionados con efectos secundarios, principalmente cuando este tratamiento se usan durante un tiempo prolongado. Entre los efectos secundarios más frecuentes se incluyen: mayor riesgo de infección, aumento de los niveles de azúcar en sangre, diabetes mellitus, hipertensión, cataratas, úlceras de estómago, etc.
El uso crónico de corticoides se ha definido como el tratamiento con estos fármacos de más de 3 meses de duración. Y, a pesar de los avances en el tratamiento médico de la EII, con la incorporación de nuevos fármacos y/o terapias biológicas, se sabe que un alto porcentaje de pacientes siguen en tratamiento con corticoides durante períodos largos.
Tanto en Gran Bretaña como en el resto de países europeos se están llevando a cabo iniciativas para reducir el uso de corticoides en estos pacientes. En el Reino Unido los estándares de atención al paciente con EII establecen que el uso crónico de corticoides debe ser discutido a nivel multidisciplinar (desde el punto de vista de varias especialidades médicas) para mejorar la atención y la calidad de vida del paciente.
Se sabe que el uso prolongado de corticoides en pacientes con EII plantea un aumento de la aparición de nuevas enfermedades en comparación con el tratamiento inmunomodulador y/o fármacos biológicos.
Un nuevo estudio ha evaluado el efecto general del uso crónico de corticoides en pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Este estudio retrospectivo evaluó la información de más de 283.000 personas con diagnóstico de EII y de entre ellos más de 18.000 contaban con uso crónico de corticoides.
Este estudio revela que los pacientes con EII y uso crónico de corticoides tenían más probabilidades de desarrollar osteoporosis, infecciones oportunistas y mayor riesgo de trombosis o eventos trombóticos agudos, aunque no presentaron mayor probabilidad de muerte.
Este estudio destaca la importancia de controlar el uso crónico de corticoides en personas con EII ya que conlleva mayor probabilidad de desarrollar efectos no deseados.
Por lo tanto y como conclusión, los corticoides siguen siendo una herramienta esencial en el tratamiento de la EII. Sin embargo, su uso y abuso es factor clave en la calidad de vida de estos pacientes y requieren de un mayor seguimiento. El uso prolongado de estos fármacos puede tener efectos secundarios serios por lo que se deberá evitar su uso crónico.
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