Uno de cada cuatro pacientes de Parkinson comunica congelación de la marcha en las primeras etapas de la enfermedad, aumentando su aparición hasta el 90% en las etapas avanzadas. Una revisión de la literatura científica resume la evidencia existente sobre los efectos beneficiosos de la rehabilitación sobre la congelación de la marcha.
La congelación de la marcha se define como «una ausencia breve y episódica o una reducción marcada de la progresión hacia adelante de los pies a pesar de la intención de caminar». Los episodios de congelación de la marcha pueden ocurrir como un bloqueo motor (se quedan los pies pegados al suelo), temblor en una pierna o pasos cortos y arrastrados hacia delante. Cada episodio dura un par de segundos, pero puede ser más largo (mayor a 10 segundos) por lo que la gravedad de estos episodios se correlaciona con las caídas y la inestabilidad postural. De hecho, la congelación de la marcha es una de las causas más importantes de caídas y lesiones que a su vez contribuyen a la inmovilidad y pérdida de la independencia y calidad de vida de los pacientes con Parkinson.
No existe en la actualidad un tratamiento efectivo para controlar la congelación de la marcha, por lo tanto, el manejo actual requiere un enfoque multidisciplinar, es decir, que deben intervenir diferentes especialistas. La optimización de la medicación dopaminérgica o la estimulación cerebral profunda se consideran como opciones terapéuticas, mientras que la fisioterapia y la terapia ocupacional se añaden como tratamientos no farmacológicos.
Se han publicado los resultados de una revisión de las publicaciones científicas hasta la actualidad cuyo objetivo fue examinar qué efectos tiene la fisioterapia, tanto a corto como a largo plazo, para mejorar la congelación de la marcha.
Hasta donde sabemos, esta es la primera revisión sistemática con meta-análisis de ensayos controlados aleatorios que evalúan la efectividad de las intervenciones de fisioterapia sobre la congelación de la marcha de pacientes con Parkinson. Los resultados de esta revisión proporcionan evidencia de que la fisioterapia es efectiva para mejorar la congelación de la marcha a corto plazo en comparación con no realizar ninguna intervención o atención habitual.
La cinta de correr combinada con indicaciones realizadas por profesionales y los entrenamientos prolongados en el hogar pueden tener un impacto beneficioso sobre la congelación de la marcha mayor a otros enfoques. De hecho, las indicaciones posturales, y los ejercicios basados en el equilibrio no lograron resultados superiores sobre la congelación de la marcha en comparación con las intervenciones de control.
Quedan todavía preguntas por responder como qué tipo y duración de la intervención es la que mejor se ajusta para tratar y controlar los síntomas de la congelación de la marcha en las diferentes etapas de la enfermedad. Sin embargo, en conjunto, estos resultados ofrecen puntos para reflexionar:
Primero, las intervenciones de rehabilitación y ejercicios deben ser específicas, intensivas y prolongadas (en el hogar) para controlar la congelación de la marcha. En segundo lugar la combinación de diferentes enfoques, adaptados a la capacidad y necesidad de cada paciente podría tener más éxito en el control de la congelación de la marcha que los enfoques generales o convencionales. Es decir, indicaciones personalizadas e individualizadas para cada paciente. Tercero, las alteraciones del estado de ánimo afectan directamente a la congelación de la marcha, por lo que el control y la gestión de estos síntomas debe ser multidisciplinar, es decir deberá contar con la participación de diferentes profesionales sanitarios.
Y para finalizar, se necesita mayor investigación así como mejor monitorización/detección de los episodios de la congelación de la marcha para poder crear unas recomendaciones para la práctica clínica.