Varias investigacioness ya habían demostrado cómo la progresión de la Esclerosis Múltiple y la incapacidad conllevan una disminución de la densidad mineral de los huesos. En el último congreso de ECTRIMS (Berlin, 10-12 octubre 2018) se han presentado los datos de un estudio que hace un seguimiento específico durante 10 años para determinar si ese efecto puede implicar en la práctica un aumento de osteoporosis.
El estudio se inició hace 10 años realizando mediciones de densidad mineral ósea en un grupo de personas con Esclerosis Múltiple a las que no se había aplicado ningún criterio de selección y no tenían problemas especiales de movilidad. De las 80 personas con edades comprendidas entre los 19 y 50 años de edad, 12 presentaban criterios de osteopenia (niveles bajos de mineralización y debilidad en la estructura de los huesos) y 2 presentaban criterios de osteoporosis en el momento de entrar en el estudio en 2008.
Tras diez años, se volvió a valorar la osteoporosis en 70 participantes, observándose que el número de pacientes con niveles de densidad mineral ósea normal había disminuido de 56 a 50, el número de personas con osteoporosis aumentó de 2 a 6 y el de personas con osteopenia pasó de 12 a 14. En el análisis también se objetivó que la reducción de la función ambulatoria se asociaba a osteopenia y osteoporosis. En esta evolución no parece que tengan influencia los niveles de vitamina D, ya que de hecho mejoraron con el tiempo; la proporción de participantes con niveles adecuados de vitamina D a final del invierno en 10 años se habían incrementado del 14 al 50% y la proporción de personas con niveles insuficientes decreció del 36 al 19%.
Los investigadores concluyen del análisis preliminar realizado que las personas con Esclerosis Múltiple deberían ser valoradas de forma rutinaria respecto a la densidad mineral ósea y posible osteoporosis.