¿Existe un efecto positivo del uso de los tratamientos modificadores de la enfermedad para la esclerosis múltiple (EM) sobre la supervivencia? Esta es la pregunta principal que ha llevado a la realización de un estudio de gran escala que ahora publica la revista Neurology.
Todavía no se sabe si la rápida adopción y uso de los fármacos modificadores de la enfermedad para tratar la EM ha mejorado la supervivencia. Esto se debe, en parte, a que la seguridad y la eficacia de los tratamientos para la EM suelen examinarse en ensayos clínicos aleatorios realizados durante 2-3 años; un marco temporal que no es lo suficientemente largo como para determinar un posible impacto en la supervivencia. Mientras que los ensayos clínicos aleatorios están limitados en la medición de los efectos a largo plazo de los tratamientos en la supervivencia, los estudios que utilizan datos del mundo real pueden llenar este vacío de conocimiento. Un reciente estudio mostró que las personas tratadas con beta-interferón durante más de 3 años tenían una ventaja de supervivencia sobre las personas no tratadas con EM. Todavía se desconocía si otros tratamientos proporcionan ventajas de supervivencia similares. Además, aunque las pruebas sugieren que el inicio temprano de los fármacos puede beneficiar los resultados relacionados con la discapacidad, los efectos a largo plazo sobre la supervivencia siguen siendo inciertos.
Para realizar el estudio que ahora se publica, se accedió a múltiples bases de datos administrativas de salud de 4 provincias canadienses. Se identificó a las personas con EM y se les hizo un seguimiento desde el primer evento de EM o desmielinizante o el 1 de enero de 1996 (fecha índice), hasta la muerte, la emigración o el 31 de diciembre de 2017. La asociación entre los fármacos de primera y segunda generación y la mortalidad por todas las causas se examinó utilizando modelos estadísticos que proporcionan cocientes de riesgo. También se exploró el impacto del momento de inicio del tratamiento modificador, valorándose lo sucedido cuando se iniciaba a los 2, 5 o 10 años después de la fecha de diagnóstico, lo que representa un inicio muy temprano, temprano o tardío.
Se identificaron 35.894 personas con EM; el 72% eran mujeres con una edad media en la fecha índice de 44,5 años. El total de personas-año de seguimiento mientras estaban en tratamiento fue de 89.180, y el total de personas-año sin tratamiento 342.217. En comparación con la no exposición, la exposición a cualquier fármaco o a cualquier fármaco de primera generación se asoció con un 26% menos de riesgo de mortalidad, mientras que cualquier exposición a tratamientos de segunda generación se asoció con un 33% menos de riesgo. Iniciar antes el tratamiento (interferón beta o acetato de glatiramer) se asoció con un efecto significativo sobre la mortalidad, en comparación con el inicio más tardío. Sin embargo, la ventaja de supervivencia con el inicio más temprano disminuyó con el tiempo, dejando de alcanzar significación estadística a los 15 años después de la fecha de inicio.
En conclusión, según los autores del estudio, se demuestra que la exposición a cualquier fármaco modificador de la enfermedad de primera o segunda generación se asoció con un menor riesgo de mortalidad en comparación con la no exposición. Además, el inicio más temprano de interferón beta o acetato de glatiramer se asoció con una mejor supervivencia, aunque la ventaja disminuyó con un seguimiento más largo.
Aunque no es posible examinar la supervivencia en la EM en el marco de un ensayo controlado aleatorio, los estudios observacionales basados en la población proporcionan información sobre los beneficios de supervivencia que ofrecen las terapias de la EM en la práctica. El presente estudio proporciona evidencia en el mundo real de una asociación entre los tratamientos utilizados para la EM y una mayor supervivencia. A pesar de ello, los autores terminan su publicación afirmando que se necesita más trabajo para evaluar si el beneficio de la supervivencia se extiende a otros fármacos individuales de aparición reciente y durante períodos aún más largos.