La Artritis Reumatoide es una enfermedad inflamatoria relacionada con el riesgo alto de enfermedad cardiovascular. Estudios previos indican que los pacientes con Artritis Reumatoide tienen un riesgo hasta 2 o 3 veces mayor de tener una enfermedad cardiovascular. Este aumento del riesgo se origina por la combinación de los factores de riesgo cardiovascular clásicos, tales como diabetes, hipertensión (Presión arterial elevada) y trastornos en los niveles de los lípidos o grasas en la sangre (Colesterol y Triglicéridos), tabaquismo, obesidad, sedentarismo y la inflamación sistémica crónica propia de la Artritis Reumatoide.
En las últimas décadas ha habido un cambio significativo hacia el inicio y la intensificación del tratamiento de la Artritis Reumatoide en etapas más tempranas. Son muchos los estudios que han demostrado que un tratamiento con FAME (Fármacos Antirreumáticos Modificadores de la Enfermedad) tanto tradicionales como biológicos se asocian con menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Si bien las recomendaciones de la EULAR (Alianza Europea de Asociaciones de Reumatología) ha incrementado la conciencia sobre las enfermedades cardiovasculares en personas con Artritis Reumatoide, en la práctica clínica diaria no se siguen de forma sistemática.
Una nueva investigación evalúa la frecuencia de aparición de las enfermedades cardiovasculares y los factores de riesgo asociados entre personas con Artritis Reumatoide y en comparación con población sin esta enfermedad, durante un período de 3 años. En este estudio se contempló la información de más de 400 pacientes con Artritis Reumatoide y 950 sin esta enfermedad, como grupo de control.
La inflamación crónica desempeña un papel fundamental en el desarrollo y la progresión de la arteriosclerosis. La Artritis Reumatoide y la arteriosclerosis comparten vías inflamatorias comunes lo que sugiere que existe un vínculo entre ambas enfermedades.
Los resultados de este nuevo estudio destacan el riesgo significativamente mayor de enfermedad cardiovascular entre las personas con Artritis Reumatoide. La interacción entre la inflamación sistémica crónica y los factores de riesgo tradicionales de la enfermedad cardiovascular (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, tabaquismo, obesidad y sedentarismo) requieren estrategias de tratamiento integrales que aborden tanto la Artritis Reumatoide, como la enfermedad cardiovascular para reducir la carga que soportan estos pacientes.
Por lo tanto, los investigadores de este nuevo estudio, destacan la importancia de un tratamiento temprano y agresivo de la Artritis Reumatoide y la necesidad de un control de riesgo cardiovascular de forma regular.
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