Muchas personas con Esclerosis Múltiple (EM) tienen síntomas que se ven influídos por el aumento de temperatura y el calor. Un grupo de investigadores ha publicado sus hallazgos sobre las razones detrás de este fenómeno y los primeros pasos en la búsqueda de tratamientos que ayuden a sobrellevar los efectos del calor en las personas con EM.
Los síntomas dependientes de la temperatura son comunes en la Esclerosis Múltiple. Entre otros, destaca la debilidad muscular que aumenta a medida que lo hace la temperatura ambiente y corporal. Esta característica es conocida desde hace más de 100 años. La justificación a este fenómeno asumida hasta la fecha es que el aumento de la temperatura corporal provoca la reducción de la transmisión de los impulsos nerviosos en el Sistema Nervioso Central al reducir la duración de los mismos. De esta forma, cambios de temperatura de tan solo una fracción de grado centígrado pueden tener un efecto considerable.
A este motivo, los autores de la investigación publicada, añaden ahora el descubrimiento de que la temperatura aumenta la polarización de las membranas de los axones o terminaciones nerviosas en los músculos, lo que reduce la capacidad de excitación y por tanto de transmisión del impulso nervioso a los mismos. El mismo mecanismo puede producirse en los axones del nervio óptico, contribuyendo a las alteraciones visuales propias de la neuritis óptica. La razón última del efecto de la temperatura puede estar en las alteraciones del transporte de sodio a través de las membranas de las células nerviosas producidas por el calor.
Mediante modelos experimentales en animales de laboratorio, los investigadores tratan de encontrar fármacos que puedan paliar este efecto. En el trabajo publicado demuestran como un fármaco diurético, la bumetanida, actúa sobre uno de los mecanismos apuntados y abre una posible vía para futuros desarrollos.