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15 septiembre, 2021 in-pacient.es

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), en la que se incluye la enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa, afecta principalmente pero no de forma exclusiva al tracto gastrointestinal. A día de hoy se desconoce su origen pero se sabe que puede resultar de interacciones entre factores genéticos y ambientales.
Estudios previos han demostrado que la composición del microbioma, o flora intestinal, es un marcador biológico de importancia pronóstica tanto para la enfermedad de Crohn como para la Colitis Ulcerosa.

Por otro lado, otros estudios han demostrado que el ejercicio físico es un posible modulador de la composición del microbioma. El ejercicio físico se asocia a mayor diversidad y una función metabólica beneficiosa. Sin embargo, el ejercicio exhaustivo o extremo puede estar asociado con una disbiosis o alteración del equilibrio tanto en número como en tipo de colonias microbianas del microbioma, promoviendo efectos metabólicos negativos e inflamación. Por lo tanto, se ha estudiado el ejercicio como un modificador significativo del microbioma intestinal en animales y en humanos.
Se han publicado los resultados de una revisión de la literatura científica para aclarar la relación entre la disbiosis de la EII con la actividad física o ejercicio.
Según la literatura actual, no está claro si la disbiosis es una causa o un resultado de la EII. Se cree que el origen incluye la pérdida de los efectos protectores por un cambio dañino en la composición del microbioma del intestinal. Todas las alteraciones del microbioma se restauran mediante intervenciones con ejercicio tanto en estudios realizados en animales como en humanos.

Las pautas de ejercicio para adultos entre 18 y 65 años recomendadas por la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) son realizar ejercicio aeróbico de intensidad moderada durante al menos 30 minutos, 5 días a la semana, o ejercicio físico de intensidad vigorosa durante 20 minutos, 3 días a la semana. Sin embargo no existen unas pautas específicas para pacientes  con EII.

La evidencia sugiere que el ejercicio leve a moderado ofrece múltiples beneficios para los pacientes con EII leve y el ejercicio excesivo podría representar un peligro para la salud de estos pacientes. Los datos clínicos sugieren que estilos de vida sedentarios confieren mayor riesgo de EII que estilo de vida más exigente físicamente. Por otro lado, se ha informado que el ejercicio reduce el riesgo de recaídas en pacientes con EII en remisión. Por lo tanto, podemos decir que el ejercicio leve a moderado es beneficioso en pacientes con EII al menos leve.
Existe un campo de investigación prometedor con respecto a los cambios del microbioma inducido por el ejercicio en pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal.

Koutouratsas T et al. Role of exercise in preventing and restoring gut dysbiosis in patients with inflammatory bowel diseases: A review. World J Gastroenterol. 2021 Aug 14;27(30):5037-5046. doi: 10.3748/wjg.v27.i30.5037

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