Un estudio piloto evalúa el baile como un modelo de tratamiento psicoterapéutico específico para los pacientes de Parkinson, con resultados satisfactorios.
Los tratamientos farmacológicos de la enfermedad de Parkinson están enfocados principalmente al control de los síntomas motores de esta enfermedad. Sin embargo, con el tiempo, algunos de estos síntomas se vuelven resistentes al tratamiento y aparecen complicaciones motoras.
Por otro lado, los síntomas no motores, tales como el deterioro cognitivo, la fatiga, cambios en el estado de ánimo y los trastornos del sueño, entre otros, son frecuentes en estos pacientes. Estos síntomas no motores pueden llegar a ser incluso más incapacitantes que los síntomas motores, lo que comporta una disminución de la calidad de vida.
Por todo esto, existe un creciente interés en encontrar intervenciones mente-cuerpo, como el baile terapéutico, que tiene el potencial de abordar tanto síntomas motores como no-motores.
Bailar implica la práctica de movimientos fluidos, posturas y control del cuerpo que puede mejorar la rigidez, la bradiquinesia y la inestabilidad postural, asociadas a la enfermedad de Parkinson. Por otro lado, el baile puede ofrecer beneficios cognitivos y sociales. El sentido de comunidad y disfrute que se obtiene al bailar y escuchar música con otras personas también puede abordar problemas comunes como el estado de ánimo depresivo, la fatiga y el aislamiento.
Numerosos estudios de intervenciones de danza muestran efectos positivos sobre la marcha y el equilibrio en el Parkinson. Una revisión sistemática, que incluyó 6 ensayos clínicos con la participación de 254 pacientes, demostró mejoras en la marcha y en el equilibrio en los pacientes de Parkinson con la práctica de tango, vals, foxtrot y danza irlandesa.
Por otro lado, una revisión de estudios que involucró a 146 pacientes desmostró que la práctica de tango, bailes de salón, la danza irlandesa o la combinación de jazz, tango y ballet podría mejorar la cognición, la apatía y la fatiga.
Se han publicado los resultados del primer estudio piloto que utiliza el baile como una intervención psicoterapéutica en la enfermedad de Parkinson. Este estudio demuestra que el baile terapéutico es seguro, factible y agradable en pacientes con enfermedad de Parkinson independientemente de la gravedad de la enfermedad.
Los pacientes aceptaron y participaron con muy buena aceptación en este tipo de intervenciones. Cada participante que completó el programa disfrutó del baile y la mayoría sintió que se beneficiaron de estas clases. La mayoría de los participantes declararon que recomendarían el programa a un amigo y asistirían a más clases si se les ofreciera.
En conclusión, este estudio respalda la viabilidad del baile terapéutico en los pacientes con Parkinson como una intervención mente-cuerpo agradable. Se necesitan más estudios que aporten un conocimiento más profundo de este tipo de intervenciones.