Educar e informar a los pacientes de Artritis Reumatoide (AR) sobre los hábitos de vida saludable debe ser una parte integral en la gestión y atención de esta enfermedad y mediante un proceso interactivo o de diálogo entre el paciente y el profesional de la salud (médico, enfermero, fisioterapeuta, etc) y esto parece que no se cumple en la rutina de la consulta, según los resultados de un nuevo estudio.
La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por inflamación crónica de las articulaciones. La discapacidad física, el dolor, la fatiga y los trastornos del sueño son algunos de los síntomas más importantes que llevan a limitar la actividad y la calidad de vida de estos pacientes.
Al igual que en la población general, los pacientes con Artritis Reumatoide con estilo de vida poco saludable tienen mayor riesgo de desarrollar otro tipo de enfermedades, tales como las enfermedades cardiovasculares, por lo que la Liga Europea contra las Enfermedades Reumáticas (EULAR por sus siglas en inglés) recomienda unas pautas generales que alientan a los profesionales de la salud a priorizar en abordar y conversar de forma regular en la consulta sobre el estilo de vida sus pacientes. Cuando hablamos de hábitos de estilo de vida hacemos referencia a la actividad y/o ejercicio físico, la alimentación y los hábitos tóxicos como el consumo de tabaco y/o alcohol.
Estudios previos han demostrado que la actividad física regular es bien tolerada por los pacientes con Artritis Reumatoide y mejora la función física de estos pacientes. El ejercicio puede tener un efecto antiinflamatorio sobre las enfermedades inflamatorias crónicas.
La dieta y la obesidad están estrechamente relacionadas y la obesidad se asocia con peor actividad de la Artritis Reumatoide, peor función física, mayor dolor y peor salud general en estos pacientes.
Por otro lado, se sabe que fumar es un factor de riesgo modificable con importantes efectos negativos sobre la salud. Fumar está asociado al desarrollo de la Artritis Reumatoide y los pacientes con esta enfermedad tienen menos posibilidades de responder al tratamiento farmacológico que se usa para controlar la AR. Muchos pacientes conocen el efecto del tabaquismo sobre la salud en general, pero no de los efectos específicos sobre la Artritis Reumatoide.
Por último, y en relación al consumo de alcohol y la Artritis Reumatoide, los resultados de los estudios han sido divergentes. Algunos estudios han respaldado que el consumo de alcohol puede proteger frente al desarrollo de la AR y que la toma de alcohol se asocia a menor progresión y mejor calidad de vida informada por los pacientes. Sin embargo, y por el contrario, el consumo excesivo de alcohol tiene muchos efectos negativos sobre la salud y existe un riesgo de lesión del hígado en pacientes que consumen alcohol de forma regular y siguen tratamiento con fármacos como el metotrexato para el control de su AR.
Las recomendaciones nacionales e internacionales promueven el abordaje, conversación y debate sobre hábitos de estilo de vida entre los profesionales de la salud y los pacientes con Artritis Reumatoide. Sin embargo, no disponemos de información sobre si estas conversaciones ocurren de forma estructurada y comprensible para los pacientes y si los pacientes son receptivos a este tipo de diálogos durante la consulta.
Se han publicado los resultados de una encuesta realizada a más de 1.500 pacientes suecos con el objetivo de ver si habían mantenido este tipo de conversaciones sobre: los hábitos de ejercicio o actividad física, dieta, tabaquismo o consumo de alcohol, durante sus visitas a profesionales sanitarios (incluidos departamento de reumatología o médico de atención primaria). En el cuestionario también se introdujeron preguntas sobre si el paciente quería mantener este tipo de conversaciones y sobre su estilo de vida en los aspectos anteriormente citados.
Según los resultados de este estudio, se mostró que en las consultas no se discutían de forma habitual los hábitos de estilo de vida de acuerdo con las recomendaciones nacionales e internacionales sobre la gestión de la Artritis Reumatoide. La actividad física se discutió al menos una vez en la mitad de los pacientes con AR establecida participantes de la encuesta. Sin embargo, la dieta, el tabaquismo y el consumo de alcohol solo se comentó con una cuarta parte de los pacientes.
Entre el 10% y el 15% de los pacientes comunicaron que sí querían tener este tipo de conversaciones sobre actividad física y dieta, pero sólo entre el 1%y el 2% querían participar en discusiones sobre el tabaquismo y el consumo del alcohol (esto es una barrera importante). Durante el período del estudio los pacientes habían tenido, al menos, siete visitas con la unidad de reumatología.
Existe la necesidad de una mejora sobre la información y conversación entre el paciente de Artritis Reumatoide y los profesionales de la salud sobre el impacto del estilo de vida sobre su enfermedad y sobre su calidad de vida.