El hábito del tabaco y sus implicaciones en la Esclerosis Múltiple han sido el objeto de varias de las presentaciones llevadas a cabo en el congreso europeo de Esclerosis Múltiple ECTRIMS 2021. Una de las investigaciones presentadas tenía como finalidad determinar el impacto del abandono del tabaco en la progresión de la enfermedad en la Esclerosis Múltiple (EM).
Los investigadores contaron para ello con el registro de EM del Reino Unido, en concreto con la información de los adultos con EM confirmada. Los datos se recogieron entre 2011 y 2020. En el análisis se tuvo en cuenta la evolución de forma retrospectiva y prospectiva durante 4 años en tres variables principales: Escala de Impacto Físico de la EM normalizada (MSIS-29-Phys), Escala de Marcha de la EM normalizada (MSWS-12) y la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS-Ansiedad y HADS-Depresión).
Para el análisis retrospectivo se incluyeron 7983 participantes, 4130 (51,7%) habían fumado alguna vez; de los que 1315 (16,5%) eran todavía fumadores y 2815 (68,2%) eran exfumadores. Para todas las variables, los todavía fumadores en el momento de completar su primer cuestionario tenían puntuaciones más altas, lo que indicaba una mayor discapacidad en comparación con los que nunca habían fumado. No se observaron mejoras en las puntuaciones con el aumento del tiempo desde que se dejó de fumar en los ex fumadores.
El estudio prospectivo incluyó un grupo paralelo de 922 participantes, que demostró que el impacto físico, la marcha y la depresión empeoraron durante un periodo de 4 años, mientras que la ansiedad se mantuvo estable. El análisis también mostró que ser todavía fumador se asoció con una puntuación más alta que los nunca fumadores para el impacto físico y la marcha, mientras que los ex fumadores no fueron diferentes a los nunca fumadores.
En el análisis del tiempo hasta alcanzar una puntuación determinada en las valoraciones, seguir fumando se asoció con un tiempo más corto hasta el empeoramiento en todos los aspectos estudiados. El empeoramiento del impacto físico y la marcha fue independiente de la ansiedad y la depresión iniciales. Por otra parte, se evidenciaron diferencias en la tasa de empeoramiento entre los que nunca habían fumado y los que lo habían hecho.
El estudio es relevante en tanto en cuanto demuestra que cuando las personas con EM dejan de fumar, el ritmo de empeoramiento de su discapacidad disminuye, llegando a asemejarse al de las personas que nunca han fumado. Es importante entender que, en realidad, no se evita el empeoramiento de la discapacidad ni se revierte el daño que ya existe. Dejar de fumar está relacionado con una disminución del ritmo de progresión de la discapacidad, es decir, de la rapidez con la que la persona se vuelve más discapacitada.