La artrosis es una enfermedad degenerativa cuyos síntomas principales son el dolor articular y el deterioro funcional. Por otro lado, la Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica caracterizada por inflamación y daño progresivo de las articulaciones y los tejidos blandos circundantes.
En el tratamiento de ambas enfermedades, generalmente se emplea un enfoque integral que incluye tratamiento farmacológico, no farmacológico y cirugía. El objetivo del tratamiento en la artrosis es controlar el dolor, aliviar los síntomas y mejorar la función de la articulación. En el caso de la Artritis Reumatoide, el objetivo del tratamiento es conseguir la remisión[/glossay] a largo plazo o bien un estado de baja actividad de la enfermedad, controlar los síntomas y prevenir el daño y disfunción articular y mejorar la calidad de vida de los pacientes. El tratamiento, en ambas enfermedades, consiste en tratamiento farmacológico y tratamiento no farmacológico.
En el caso de la Artritis Reumatoide el tratamiento farmacológico va desde [glossary]AINE (Anti-inflamatorios no Esteroideos), Corticoides, FAME (Fármacos Antirreumáticos, Modificadores de la Enfermedad). Por otro lado, el tratamiento no farmacológico incluye: fisioterapia, terapia ocupacional, modificaciones del estilo de vida, ejercicio moderado, dieta equilibrada y dejar de fumar, en el caso que se tenga este hábito.
La fisioterapia puede ayudar a aumentar la flexibilidad y la fuerza de las articulaciones y reducir el estrés articular y es beneficiosa para aliviar el dolor y mejorar el nivel de actividad. En este contexto la crioterapia y la termoterapia son dos modalidades de fisioterapia importantes con bajo costo y escasos efectos secundarios.
La crioterapia, o aplicación de frío, reduce la temperatura local lo que disminuye el flujo de la circulación sanguínea y el metabolismo, aliviando el dolor y la inflamación. Por el contrario, la termoterapia (aplicación de calor) aumenta la temperatura local, mejora la circulación sanguínea, alivia los espasmos musculares y la rigidez articular y acelera la reparación de los tejidos. Tanto la aplicación de frío como la aplicación de calor tienen ventajas y la elección depende de la etapa de la enfermedad.
Una nueva revisión de la literatura científica concluye que en general, la crioterapia (frío) es adecuada para controlar la inflamación y síntomas en la fase aguda, mientras que la termoterapia (calor) es más adecuada para el manejo del dolor y la recuperación de la función articular en la fase crónica.
Esta revisión nos destaca el valor práctico de la crioterapia y la termoterapia como intervenciones no farmacológicas para aliviar los síntomas de la Artritis y proporciona evidencia que respalda su aplicación más amplia.
Las investigaciones actuales sobre las terapias con frío y calor aún tienen limitaciones. Por lo tanto, en el futuro se deben validar la eficacia y la seguridad de estos métodos mediante ensayos clínicos con alto número de participantes y estudios de alta calidad para analizar el papel real de estas técnicas en el tratamiento de la Artritis Reumatoide y la Artrosis.
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