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16 junio, 2021 in-pacient.es

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es una afectación crónica que impacta sobre la salud global de las personas que la padecen deteriorando su calidad de vida. Un aspecto que rara vez se evalúa en la consulta médica es cómo influye esta enfermedad en la actividad sexual de los pacientes. Esto se debe en parte al miedo y la vergüenza por parte de los pacientes, y la falta de herramientas y habilidades para abordar este tema por parte de los profesionales sanitarios. Sin embargo, la función sexual es una preocupación constante entre los pacientes con EII.
La disfunción sexual se define como un problema sexual que es persistente y recurrente y causa angustia personal o bien dificulta las relaciones interpersonales. Puede afectar a cualquiera de las tres fases de la respuesta sexual: el deseo, la excitación y el orgasmo.
La disfunción sexual en las mujeres incluye falta de deseo sexual, alteración de la excitación, incapacidad para llegar al orgasmo, dolor durante la actividad sexual  o una combinación de estos problemas. Los trastornos más reconocidos en los hombres son la disfunción eréctil, la disminución de la libido y la eyaculación anormal.
A día de hoy el origen de la disfunción sexual en la EII no está claro  y probablemente sea multifactorial, en la que pueden intervenir factores biológicos, psicosociales y específicos de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Actualmente no existen recomendaciones formales en las guías clínicas sobre cómo manejar la disfunción sexual en estos pacientes.
Se han publicado los resultados de una revisión que evalúa la evidencia científica disponible a día de hoy, con respecto a la disfunción sexual de los pacientes con EII (Crohn o Colitis Ulcerosa) y la importancia de la atención multidisciplinar de estos pacientes para detectar y tratar precozmente la disfunción sexual en las diferentes etapas de esta enfermedad.
Al igual que en la población general, la presencia de depresión y ansiedad podrían desempeñar un papel importante en la disfunción sexual en los pacientes con EII. La falta de interés por las relaciones sexuales y la insatisfacción sexual pueden disminuir la calidad de vida de estos pacientes. En un estudio previo se vio que 6 meses después del tratamiento antidepresivo se asoció con mejoras en la depresión, la ansiedad, la calidad de vida y la función sexual.
Las manifestaciones clínicas de la EII tales como: dolor abdominal, diarrea, sangrado rectal y otros síntomas rectales, y la necesidad de cirugía, pueden afectar la función sexual de los pacientes con EII. Sin embargo, la relación entre la actividad de la enfermedad y la disfunción sexual no está del todo clara.
La fatiga es un síntoma común entre los pacientes con EII pudiendo estar presente hasta en la mitad de los pacientes en el momento de su diagnóstico. Además, se ha comunicado fatiga hasta en un 40% de los pacientes en remisión. Se sabe que la fatiga puede ser el síntoma determinante en el deterioro de su actividad sexual tras el diagnóstico de EII, según comunican los pacientes.
En relación al impacto de las cirugías por EII y la disfunción sexual va a depender del tipo de cirugía y del tipo de reservorio. La alteración de la imagen corporal, el género (hombre/mujer), la edad, los trastornos psicológicos y la bolsa pueden estar implicados en la disfunción sexual posterior a una intervención quirúrgica.
Los pacientes con ostomía pueden sentirse menos atractivos y deseables, pueden tener dificultades para manejar su ostomía durante las relaciones sexuales, pueden temer la percepción de olores de la ostomía y sufrir deterioro de la intimidad con pérdida del deseo sexual. Estos pacientes deberían ser instruidos sobre los riesgos potenciales de la cirugía y recibir apoyo y supervisión ​​en esta fase de la enfermedad.
Por otro lado, los pacientes con EII perciben un impacto negativo sobre la actividad sexual de algunos fármacos utilizados en el tratamiento de su enfermedad. Por ejemplo, el uso prolongado de corticoides, indicados generalmente en el momento de los brotes de la EII, pueden tener un impacto negativo en la imagen corporal, inducir a la depresión e influir en la función sexual de estos pacientes. Los fármacos de uso frecuente en la EII, ajenos al tratamiento directo de la enfermedad, pueden producir disfunción sexual, esto debería considerarse en los controles clínicos habituales.
La falta de conocimiento y las percepciones erróneas sobre la fertilidad y el embarazo en mujeres con EII es la principal causa para no tener hijos. Según los pacientes, el miedo a la infertilidad, los posibles efectos secundarios de los medicamentos, el riesgo de malformaciones congénitas y la posible transmisión de la enfermedad a su descendencia son factores que influyen sobre la disfunción sexual. Sin embargo, otros factores como la disminución de la libido, el dolor en las relaciones sexuales, el dolor abdominal crónico y los trastornos de ansiedad y/o depresión también podrían influir.
Tanto la disfunción sexual como los factores psicológicos pueden estar involucrados en la falta voluntaria de hijos entre los pacientes con EII.
En conclusión, la disfunción sexual es un problema común y poco conocido en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Parece que el control de la actividad de la EII no es suficiente para mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Para alcanzar el bienestar general de estos pacientes es necesario abordar y controlar los trastornos de salud psicológica, mental y sexual en las consultas rutinarias.
Al igual que en otras enfermedades crónicas, en pacientes con EII son más frecuentes los trastornos o disfunción sexual que en la población general y pueden estar presentes incluso antes del diagnóstico de EII  pudiendo empeorar el curso de la enfermedad.
La disfunción sexual es multifactorial, implicando a aspectos biológicos, psicosociales y factores específicos de la EII, tales como: duración, actividad, tratamiento y cirugía.
Es necesario un abordaje en la práctica clínica diaria sobre los trastornos de la función sexual en los pacientes con EII. Una gestión multidisciplinar, con la participación de diferentes especialidades médicas, puede ayudar a gestionar este tipo de problemas y mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

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Perez de Arce E, Quera R, Ribeiro Barros J, Yukie Sassaki L. Sexual Dysfunction in Inflammatory Bowel Disease: What the Specialist Should Know and Ask. Int J Gen Med. 2021 May 24;14:2003-2015. doi: 10.2147/IJGM.S308214.

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