Los fármacos utilizados para reducir la inflamación en la Artritis Reumatoide también reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular en estos pacientes, según resultados de un nuevo estudio.
La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune inflamatoria crónica que causa inflamación o hinchazón dolorosa en las articulaciones. Por otro lado, se sabe que mantener un estado inflamatorio de forma crónica conduce a la aparición de arteriosclerosis (enfermedad de los vasos sanguíneos) que contribuye a la aparición de enfermedad cardiovascular.
Estudios previos han demostrado que puede haber una aumento de aproximadamente el 50% en el riesgo de eventos cardiovasculares entre las personas con Artritis Reumatoide en comparación con la población general.
Ensayos clínicos recientes muestran que los fármacos inmunomoduladores, utilizados en el tratamiento de la Artritis Reumatoide, también reducen los eventos cardiovasculares en la población general. Sin embargo, no está claro si estos efectos se pueden aplicar también a personas con Artritis Reumatoide.
Si bien muchos estudios han relacionado diferentes aspectos de la Artritis Reumatoide y la enfermedad cardiovascular, se ha comunicado que factores como son el uso continuado de corticoides y medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE, la alteración de los niveles de lípidos o grasas en la sangre (dislipemia) y la propia actividad de la Artritis Reumatoide están fuertemente relacionados con eventos cardiovasculares.
Un nuevo ensayo clínico ha comparado el efecto de los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME) sobre la inflamación vascular en personas con Artritis Reumatoide. Se considera que es el primer estudio que realiza esta investigación.
En este estudio participaron 115 pacientes con una media de edad de 58 años. Se realizaron dos estrategias diferentes de tratamiento que consistieron en añadir bien un anti-TNF o un tratamiento triple (añadir sulfasalazina e hidroxicloroquina) al Metotrexato semanal de base. Ambas estrategias de tratamiento redujeron de forma significativa la inflamación vascular. Sin embargo, los cambios entre estos dos grupos del estudio no fueron estadísticamente diferentes.
Los investigadores de este estudio concluyen que, después de 6 meses de seguimiento, la inflamación vascular (indicador de enfermedad cardiovascular) se redujo de forma significativa en ambas estrategias de tratamiento sin diferencias entre ellas.
Según Joan Bathon,MD, codirectora del estudio, profesora de medicina y directora del departamento de reumatología del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia “el mensaje tranquilizador para los pacientes es que a medida que sus articulaciones mejoran con los tratamientos para la Artritis Reumatoide, también lo hace su riesgo de enfermedad cardiovascular”.