
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que se manifiesta por una variedad de síntomas motores tales como: temblor, lentitud de movimientos, congelación de la marcha, calambres musculares dolorosos, rigidez, etc. y otros síntomas no motores como problemas para dormir, mareos, ansiedad, depresión, deterioro cognitivo y todos juntos conducen a una calidad de vida reducida.
Además del tratamiento médico realizado con dopamina y otros fármacos y de la estimulación cerebral profunda, existen otros tratamientos complementarios que ayudan a controlar los síntomas del Parkinson, tales como el ejercicio, la terapia del habla y del lenguaje, el entrenamiento cognitivo, etc. Asimismo, el baile, la música y el canto han recibido mucha atención por su impacto positivo percibido en la calidad de vida de estas personas.
Las clases de baile combinan un grupo de elementos entre los que figuran: movimiento, música y aspectos sociales y emocionales que pueden beneficiar a personas con Parkinson. Estudios previos han demostrado que el baile, en pacientes con esta enfermedad, se asocia no solo a un aumento de las habilidades del control motor, sino también tiene un beneficio en el estado de ánimo, sobre todo al proporcionar una red social y un disfrute de la música.
Además, se cree que la música y el canto son beneficiosos ya que pueden usarse como herramientas para comunicar y expresar emociones, cosa que puede llegar a ser difícil en ciertas personas con Parkinson. Por lo tanto, este tipo de terapias podrían ayudar a las personas con Parkinson a mantener relaciones sociales saludables, mantener una vida social activa y por lo tanto, mantener su calidad de vida.
Debemos recordar que el baile combina aspectos físicos, rítmicos, psicológicos y emocionales, por lo que no es sorprendente que bailar ayude a controlar los síntomas del Parkinson y a mejorar el control motor y la calidad de vida de estas personas.
Se han publicado los resultados de un nuevo estudio mixto en el que se valoran tanto datos cualitativos (experiencia de los pacientes participantes en las clases de baile) como datos cuantitativos ( evaluados con herramientas objetivas de medición) y asegurar que se capturan todas las respuestas a la experiencia del baile.
Entre los datos cualitativos, este estudio enfatiza que si bien la música y el ritmo eran aspectos útiles en las clases de baile, el contacto social era un elemento igualmente importante “sentirse parte de un grupo”.
A nivel cuantitativo, la música puede facilitar la iniciación motora en personas con Parkinson. La música tiene un efecto facilitador del movimiento. Una clase de baile con música mejora significativamente el control motor en personas con Parkinson. Si la clase de baile es sin música el efecto llega a un nivel similar que la música sola sin baile.
Es probable que al participar en la clase de baile, las personas con Parkinson puedan interiorizar la música en sus mentes, lo que les ayuda a aumentar aún más los beneficios de la clase. Varios estudios han sugerido que las personas con Parkinson internalizan la música para su beneficio en las tareas de la vida cotidiana.
En este estudio no sólo se enfatiza la importancia de la música, sino también la participación en una comunidad como es la asistencia a clases de baile. Las personas con Parkinson que han asistido a clases de baile muestran mayor beneficio en el control motor y además el beneficio de sentirse que forman parte de una comunidad.
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