Las enfermedades bucodentales son condiciones crónicas y progresivas que afectan a la salud de los dientes y boca y cada vez son más frecuentes en todo el mundo. Estudios recientes han demostrado que existe una relación bidireccional entre la salud general y la salud bucodental. Las personas con sistema inmunológico débil tienen más probabilidades de tener mayor nivel de infecciones en la boca. Y, por otro lado, las enfermedades sistémicas no transmisibles como enfermedades gastrointestinales, respiratorias, reumáticas y cardiovasculares también afectan a la salud bucodental.
La principal causa de aparición de enfermedad bucodental es por falta o incorrecta higiene oral, por mala alimentación y por el consumo de tabaco. Si estos hábitos no se corrigen pueden derivar en enfermedades crónicas más graves como cáncer, patologías cardiovasculares, enfermedades reumáticas (Artritis Reumatoide y Espondilitis), Enfermedad Inflamatoria Intestinal (Crohn y Colitis Ulcerosa), diabetes, obesidad y asma, entre otras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define salud bucodental como la ausencia de aquellos trastornos que limiten a una persona la capacidad de morder, masticar, sonreír y hablar, es decir ausencia de dolor, infecciones, caries, pérdidas de dientes, llagas, cáncer, etc. y otros trastornos de la cavidad oral que repercutan sobre el bienestar psicosocial de una persona.
Se han publicado los resultados de una revisión general de la literatura y meta-análisis para evaluar la evidencia de la asociación entre salud bucal y salud sistémica o salud general. Esta revisión evalúa un total de 294 meta-análisis con un total de 856 comparaciones.
La evidencia científica disponible nos permite agrupar una evidencia sólida en tres categorías principales:
- Las personas afectadas por enfermedades sistémicas no transmisibles tienen mayor riesgo de contraer enfermedades bucodentales
- La exposición a una enfermedad bucodental aumenta el riesgo de contraer una enfermedad sistémica no transmisible.
- Las intervenciones orales (mejora de la higiene, atención e intervención de un dentista) tienen beneficio a nivel sistémico. Mejora de los niveles sistémicos de y disminución del riesgo cardiovascular.
Se identificaron 14 enfermedades sistémicas no transmisibles que se asociaron a mayor riesgo de enfermedad oral, entre las que destacamos Artritis Reumatoide, Espondilitis Anquilosante, Enfermedad Inflamatoria Intestinal, Asma, depresión, diabetes, etc.
Las personas físicamente activas presentaron menor probabilidad de periodontitis o inflamación de las encías, tejido blando que envuelve a dientes y muelas. El mayor cuerpo de evidencia actualmente disponible se centra en la periodontitis. Las bacterias presentes en la boca pueden pasar al torrente sanguíneo y además, la inflamación sistémica mantenida a lo largo del tiempo representan una contribución al origen de múltiples enfermedades.
Sabemos que las enfermedades orales son una fuente de inflamación sistémica, por lo que cualquier tipo de intervención dirigida a una mejora en la salud bucal tendrá una repercusión beneficiosa en la salud general o sistémica.
Los datos de salud pública han demostrado que todas aquellas acciones preventivas son efectivas tanto para prevenir las enfermedades bucodentales como para aumentar la calidad de vida.
La salud bucodental ayuda a prevenir y controlar algunas de las enfermedades sistémicas. Por lo tanto, es importante apoyar hábitos de cuidado de la salud bucodental como: formación sobre una higiene correcta de la cavidad oral, compromiso por parte del paciente de realizar una higiene bucal diaria y correcta y revisiones periódicas por un dentista.
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