La sexualidad y la salud general están relacionadas, tanto positiva como negativamente. De tal forma que la salud general puede facilitar o interrumpir la actividad sexual de un individuo. Las complicaciones físicas (fatiga o el dolor), las psicológicas (cambios de humor, falta de confianza en uno mismo, trastornos de la imagen corporal) y aspectos sociales (exclusión social, soledad, tensión social) pueden llevar a alteraciones en la actividad sexual, angustia y aumento de la vulnerabilidad.
La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que causa dolor, inflamación de las articulaciones y fatiga, lo que puede llevar a discapacidad, alteraciones de la imagen corporal y limitaciones psicosociales. Estos retos a los que se enfrenta un paciente con esta enfermedad pueden afectar negativamente el funcionamiento sexual y las relaciones con otras personas.
Se conoce la necesidad de asesoramiento sexual en los pacientes con enfermedades crónicas, sin embargo, numerosos estudios han demostrado que es un tema que no se aborda normalmente en las consultas, ni por parte del profesional sanitario, ni por parte de los pacientes.
En general, las alteraciones o disfunciones sexuales son más frecuentes entre las mujeres que entre los hombres. La mayoría de estudios sobre las disfunciones sexuales entre pacientes con Artritis Reumatoide se centran en las mujeres ya que esta enfermedad es más frecuente en ellas (proporción hombre/mujer es 1/4). Hasta donde sabemos, los estudios sobre el impacto sexual de la Artritis Reumatoide son escasos tanto en hombre como en mujeres.
Se han publicado los resultados de un estudio danés cuyo objetivo ha sido investigar la salud y el funcionamiento sexual de pacientes con Artritis Reumatoide, ver las diferencias entre géneros (hombre/mujer) y los posibles factores determinantes tanto a nivel somático, psicológico y específicos de la enfermedad. Este estudio incluyó a 329 pacientes (250 mujeres y 79 hombres) entre 25 y 73 años de edad.
Según los resultados de este estudio, un tercio de los hombres y más de la mitad de las mujeres con Artritis Reumatoide consideraron que su enfermedad les había complicado su vida sexual. De los pacientes que experimentaban fatiga relacionada con la Artritis Reumatoide casi la mitad informó que ésta tuvo un impacto negativo en su actividad sexual.
Por otro lado, casi un tercio de los pacientes afirmaron que la Artritis Reumatoide había alterado negativamente su imagen corporal. Sin embargo, solo un 5,6% pensaban que la Artritis Reumatoide había cambiado negativamente la valoración de su cuerpo por parte de su pareja, aunque el 25% no era consciente de cómo se sentía su pareja en relación a su aspecto corporal.
Entre los participantes de este estudio, alrededor de un 30%, tanto de hombres como de mujeres habían experimentado alguna vez un impacto negativo de la medicación utilizada para su Artritis Reumatoide sobre su vida sexual.
Y, finalmente, la gran mayoría de los pacientes con Artritis Reumatoide (93,5% de las mujeres y 85,5% de los hombres) no habían hablado de cuestiones sexuales con un profesional sanitario en los últimos 5 años.
En conclusión, las disfunciones sexuales son frecuentes entre los pacientes con Artritis Reumatoide. El género femenino, la edad avanzada, una depresión moderada o severa, la soledad, otras enfermedades coexistentes y la presencia de nivel alto de fatiga son factores que van en contra de una vida sexual normal en esta población.
Estos problemas no se abordan normalmente en las consultas con sus reumatólogos. Los profesionales de la salud deben romper activamente este tabú para garantizar la salud sexual de sus pacientes, además de abordar problemas como inseguridad, depresión y soledad.