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12 noviembre, 2020 in-pacient.es
Durante los últimos años hemos asistido a la llegada de nuevas alternativas para el tratamiento de la Esclerosis Múltiple Remitente Recurrente, sin embargo todavía hay poca evidencia de como han influido en la evolución de la enfermedad y en el cumplimiento terapéutico por parte de los pacientes. Ahora un estudio analiza estos aspectos en el entorno de la vida real.
Todas las terapias modificadoras de la enfermedad reducen el riesgo de recaída o brotes en la Esclerosis Múltiple (EM), además el correcto tratamiento ha demostrado retrasar o evitar la conversión de la enfermedad en sus formas progresivas. Sin embargo, muchos factores, incluida la vía de administración, influyen en la decisión de cuál debe ser el tratamiento de la enfermedad. El estudio publicado en la revista Clinical Therapeutics pretende describir los patrones de tratamiento y el efecto sobre los brotes de enfermedad entre los adultos recién tratados con esclerosis múltiple en función de la vía de administración (oral, inyectable o infusión).
Estudio sobre más de 9000 personas en la vida real
El estudio se realizó utilizando la bases de datos de investigación de IBM MarketScan, en la que se identificaron los adultos con EM que habían iniciado tratamiento entre el 1 de enero de 2011 y el 1 de abril de 2016, y de los que se tenía información sobre la evolución de la enfermedad 12 meses antes y 12 después de dicho momento. Además, los participantes incluidos debían haber sido diagnosticados y no haber recibido tratamiento previo en el periodo de los 12 meses anteriores al inicio del tratamiento analizado. Se valoró la persistencia y la adherencia al tratamiento contando el tiempo de duración del mismo hasta el primer día de un periodo de más de 60 sin recibirlo, cambio de fármaco o final del seguimiento. La aparición de brotes o recaídas también se valoró utilizando un algoritmo validado durante los períodos de 12 meses previos y posteriores al inicio de tratamiento.
Cuatro de cada 10 personas no siguen el tratamiento al final del primer año
En total, 9.378 personas con Esclerosis Múltiple cumplieron con los criterios de inclusión en el estudio; la edad promedio era de 46,7 años y el 73,3% eran mujeres. La mayoría de los pacientes iniciaron su tratamiento con un fármaco inyectable (65,5%) u oral (26,1%). El análisis evidenció que las recaídas o rebrotes disminuyeron notablemente a partir del inicio de tratamiento (32,9% con brotes el año antes frente a 24,0% el de después), sobre todo entre las personas que recibieron tratamientos orales (35,8%-21,6%). El porcentaje de personas que no mantenía el tratamiento tras el año desde su inicio (persistencia) se mostró muy elevado, el 39,1% en general, pero fue más bajo entre los usuarios de tratamientos orales (33,4%) y más alto entre aquellos con alguna una recaída tras el inicio de tratamiento (50,6% vs 35,5%). Los pacientes que iniciaron tratamientos orales frente a los que recibieron inyectables tuvieron más probabilidades de mantenerlos a los 12 meses y menos probabilidades de sufrir rebrotes tras el inicio de tratamiento.
Necesidad no satisfecha en el tratamiento de la EM
Para los autores del estudio, la tasa de no persistencia a 12 meses fue alta entre todos los pacientes con esclerosis múltiple, pero más baja entre los usuarios orales. Los usuarios de tratamientos orales también tenían menos probabilidades de recaer después de su inicio. A pesar de la eficacia de los fármacos modificadores de la enfermedad en la reducción de recaídas, la baja persistencia, la escasez de cambios de tratamiento y las recaídas continuas ponen de relieve una necesidad no satisfecha en el panorama del tratamiento de la EM.
Iniciar con tratamientos de alta eficacia podría mejorar la adherencia y los resultados
Según concluye el estudio publicado, a pesar de que se observan reducciones en las recaídas tras el inicio de tratamiento de la EM, dicha mejora es modesta, lo que indica la necesidad de continuar buscando nuevas opciones de tratamiento que reduzcan más la tasa de brotes en las personas con EM. La elección de fármacos de alta eficacia para las fases iniciales de la enfermedad podría repercutir en una mayor adherencia y persistencia del mismo.