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Una nueva revisión nos muestra la evidencia científica que disponemos en la actualidad sobre la dieta, nutrición y suplementación en personas con Colitis Ulcerosa.
La Colitis Ulcerosa pertenece al grupo de enfermedades inflamatorias intestinales crónicas o EII. La Colitis Ulcerosa es un proceso inflamatorio crónico de la mucosa del colon con periodos alternos de exacerbación y remisión.
La forma en la que se trata la Colitis Ulcerosa se adapta a la gravedad, distribución y tipo de enfermedad, incluido su curso, la respuesta del paciente a los medicamentos y sus efectos secundarios, el número de recaídas y los síntomas extraintestinales. La edad del paciente en el momento del diagnóstico y la duración de la enfermedad también son variables significativas. El objetivo principal del tratamiento es obtener la remisión clínica confirmada por examen endoscópico, sin necesidad de iniciar tratamiento con corticoides.
Además del tratamiento farmacológico y quirúrgico, los hábitos dietéticos y nutricionales son un elemento extremadamente importante en el tratamiento, que, sin embargo, aún se subestima y a menudo se omite en la práctica médica. Más del 70% de los pacientes comunican que una nutrición inadecuada afecta de forma significativa al curso de su enfermedad. En consecuencia, los pacientes con CU buscan intensamente orientación nutricional para ayudar a mejorar su calidad de vida y contribuir al alivio de los síntomas. Desafortunadamente, los estudios hasta la fecha no brindan una base sólida para crear recomendaciones dietéticas basadas en la evidencia científica. Todo esto obliga a que los pacientes busquen información en diferentes fuentes.
Una nueva revisión de la literatura científica evalúa los efectos de los diferentes modelos dietéticos y su impacto sobre la Colitis Ulcerosa.
En resumen y según los resultados de esta revisión, la dieta mediterránea es uno de los modelos dietéticos más seguros y recomendados por ESPEN (Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo). Esta dieta se basa en alta ingesta de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales (ricos en antioxidantes y fibra dietética, frutos secos, pescado, leche y aceite de oliva (rico en ácidos grasos mono y poliinsaturados). Incluyen también cantidades moderadas de productos lácteos fermentados (yogur, kéfir, queso) y huevos. A cambio debe reducirse el consumo de carne roja y sustituirlo por carnes más magras como el pavo, el pollo y el conejo. Los platos se enriquecen aún más con hierbas y especias (como perejil, tomillo, orégano, albahaca, comino, canela, cúrcuma), cuyos efectos antioxidantes han sido confirmados científicamente.
La dieta es extremadamente importante para todos los seres humanos, especialmente para aquellos que padecen EII, ya que es, entre otras cosas, uno de los principales factores que regulan la microbiota intestinal. Es razonable recomendar una dieta mediterránea para los pacientes con Colitis Ulcerosa, después de tener en cuenta posibles modificaciones a nivel individual.
Las dietas no convencionales como son las dietas bajas en carbohidratos fermentables (dieta FODMAP por sus siglas en inglés), y la dieta de carbohidratos específicas (dieta SCD por sus siglas en inglés) no deben recomendarse en personas con Colitis Ulcerosa porque pueden provocar alteración del estado nutricional del paciente y la evidencia científica es escasa a día de hoy.
La dieta de exclusión de Colitis Ulcerosa ( o UCED) podría ser beneficiosa para este grupo de personas, pero es un plan nutricional muy nuevo que requiere de más investigación.
Los beneficios de la suplementación con ácidos grasos omega-3 y probióticos pueden tener efectos terapéuticos adicionales; sin embargo, la evidencia no es inequívoca.
El control regular del nivel de vitaminas y minerales (Hierro, Calcio, Vitamina D y Vitamina B9 o Ácido fólico especialmente) es un elemento muy importante del tratamiento de pacientes con Colitis Ulcerosa y, en caso de deficiencias, se debe instituir la suplementación adecuada. Los estudios realizados hasta ahora muestran resultados prometedores con la suplementación con ácidos grasos omega-3 y los probióticos, pero es necesario realizar más estudios para confirmar su eficacia de manera concluyente.
ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL
