Un nuevo estudio aporta evidencia sobre los beneficios del ejercicio y/o actividad mantenido a lo largo del tiempo sobre la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson se caracteriza por síntomas motores y no motores que a lo largo del tiempo van evolucionando de manera gradual. Los tratamientos, como la levodopa, son efectivos para aliviar los síntomas motores de la enfermedad, especialmente en las primeras etapas. Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, los síntomas se hacen resistentes a la medicación, como por ejemplo la inestabilidad postural y el deterioro cognitivo. Por lo tanto, una de las mayores frustraciones, para médicos y pacientes, es que a día de hoy no existe un tratamiento modificador de la enfermedad y que retrase su progresión.
Durante mucho tiempo se ha postulado que el ejercicio puede ser una intervención prometedora que puede modificar el curso clínico de la enfermedad de Parkinson a largo plazo. Se han realizado múltiples estudios sobre el impacto del ejercicio aeróbico, entrenamiento del equilibrio y de la marcha, el Tai Chí, el baile, etc. sobre esta enfermedad, y han demostrado efectos beneficiosos sobre el rendimiento del equilibrio y la marcha. Sin embargo, en la mayoría de estos estudios han realizado un seguimiento durante un período de tiempo corto, menor 6 meses de intervención.
Se han publicado recientemente los resultados de un gran estudio multicéntrico internacional cuyo objetivo fue obtener una mayor comprensión de la evolución de la enfermedad de Parkinson e identificar factores que puedan modificarla. En este estudio participaron más de doscientos pacientes con Parkinson temprano con una media de edad de 63 años, de los que un 69,2% fueron hombres, y a los que se les realizó un seguimiento durante 5 años de media.
Los resultados de este estudio revelan que niveles más altos de actividad física regular, sólo cuando se mantuvieron a lo largo del tiempo, se asocian fuertemente con un enlentecimiento del deterioro en varios parámetros clínicos en pacientes con Parkinson. Por otro lado, también nos muestra que diferentes tipos de actividades pueden tener diferentes efectos sobre el curso de la enfermedad. Específicamente, el ejercicio de moderado a vigoroso se asocia preferentemente con una deterioro más lento de la función de la marcha y de la postura, las actividades relacionadas con el trabajo se asociaron principalmente con una disminución más lenta de la velocidad de procesamiento y las actividades doméstica se asociaron particularmente con un deterioro más lento en la realización de las actividades de la vida diaria.
El punto fuerte de este estudio es que el período de seguimiento (5 años) es más largo en comparación con los estudios observacionales previos en los que se incluyen las evaluaciones de las funciones motoras y cognitivas. Por lo tanto, estos hallazgos tienen importantes implicaciones en la práctica clínica diaria y para investigaciones futuras. Aquí se destaca la importancia de apoyar a los pacientes con Parkinson para mantener sus niveles de actividad física.
Para que las personas con Parkinson mantengan alto nivel de actividad física es fundamental que ellos mismos estén convencidos de los beneficios que les aporta el esfuerzo de realizar altos niveles de actividad física. Deberemos destacar que los síntomas refractarios a la medicación, como la inestabilidad postural, la alteración de la marcha y el deterioro en la velocidad de procesamiento, pueden ser especialmente susceptibles al efecto positivo de altos niveles de actividad física regular (mantenida a lo largo del tiempo).
En resumen, este nuevo estudio observacional a gran escala con un seguimiento prolongado (5 años) sugiere que mantener altos niveles de actividad física regular podría tener un efecto positivo a largo plazo sobre la progresión de los trastornos de la postura y de la marcha, la velocidad de procesamiento y las actividades de la vida diaria de personas con Parkinson y que, además diferentes tipos de ejercicios tienen diferentes efectos.
Estos hallazgos amplían la evidencia de que la actividad y el ejercicio mejoran los resultados y retrasan la discapacidad en el Parkinson. ¡Con Parkinson No pares!
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